El inicio de una administración municipal, más que generar expectativas en la población, ahora produce cierta indiferencia. Para la sociedad ya es difícil creer que el nuevo Presidente Municipal cumplirá todas sus promesas de campaña, pero si son sus seguidores, esperanza tendrán; si son sus detractores, expectantes estarán; y si son indiferentes, simplemente lo ignorarán.
Esta situación podría no generar ni problemas ni beneficios, mientras la autoridad cumpla con lo básico, (entiéndase pavimentación, alumbrado público, recolección de basura y condiciones para la generación aunque sea de unos pocos nuevos empleos, no pasa nada), la ciudadanía seguirá sus actividades cotidianas y a la vuelta de las siguientes elecciones habrá de “evaluar”.
Sin embargo, cuando la autoridad llega con la espada desenvainada y haciendo mal las cosas, ahí nadie pierde detalle. Y pongo como ejemplo la implementación de lo que ellos llaman “nuevas estrategias” para impulsar el desarrollo de las ciudades, y esto puede ser en múltiples rubros, como la seguridad, la economía, obras públicas, o servicios públicos.
Estás acciones de gobierno que revolucionan los procesos en los municipios, o al menos lo intenta, siempre generan cierto nivel de molestia, pues es natural la resistencia al cambio.
El problema en realidad no radica en el cambio de procesos, en los inconvenientes que generan o en los procesos que se aceleran o se frenan, el conflicto surge cuando las “nuevas políticas” de los alcaldes están hechas en base a ocurrencias o percepciones, muy graves componentes al momento de crear proyectos de políticas públicas.
Ejemplos podemos citar muchos, desde convertir una calle en vía peatonal, hasta proyectar pasos a desnivel en cruceros con poca afluencia vehicular, pasando por la instalación excesiva de semáforos en las “vías rápidas” de una ciudad, hasta la instalación de innecesarios de reductores de velocidad en calles que tienen más baches que concreto.
En muchos de los casos la falta de planeación, investigación y análisis, terminan por echar abajo las “buenas intensiones” de los políticos o generar la pérdida de milles de pesos en obras fallidas o proyectos inconclusos, errores que salen muy caros.
Y aunque la responsabilidad es de unos cuantos políticos faltos de educación para administrar un municipio, la culpa tendría que ser de todos, porque no debemos permitirlo.
Lo interesante es voltear a ver esas ciudades, donde los sectores que se ven perjudicados directamente por la mala proyección de un Alcalde, se ha enfrentado y ha obligado a replantear sus proyectos, incluso logrando tumbarlos.
En México necesitamos más ciudadanos comprometidos con su municipio, su estado y con la nación para presionar, observar y cuidar las acciones de los administradores públicos.
Hacerlo así obligará eventualmente a que los políticos se preocupen por armar equipos preparados y no por colocar en puestos clave a sus compadres y amigos.
A estas alturas los políticos ya deberían saber que hacer grilla dentro de un partido o tener un negocio o no forma buenos administradores públicos.
Deseos que tengo y que ojalá se cumplan, los tendré que poner por escrito en el pino de navidad, para ver su se me cumplen.
¡QUÉ CURIOSO!
A una semana del arranque de la nueva administración federal, se percibe la misma incertidumbre que se viene sintiendo desde hace meses. México hoy no es menos corrupto, no es más seguro y no hay menos pobres.
Entiendo yo, que el cambio no es inmediato, sin embargo, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, no se cansó de repetir en su campaña y en los meses previos a su toma de protesta como Presidente de México, que a partir del 1 de diciembre, se sentiría el cambio.
El único cambio perceptible, es que productos como el tomate y el huevo, principalmente, han registrado en los últimos días un incremento espeluznante en sus precios, y eso que aún no llega el alza generalizada que cada enero sufrimos.
En fin, mi optimismo sigue bajo, veremos qué pasa y cómo nos va.