Las recientes revelaciones sobre la supuesta participación del ex alcalde reynosense, Everardo Villarreal, en el negocio del huachicol, parecen la punta de un gran iceberg.
Es bien sabido que en Tamaulipas, decenas de políticos han incursionado en el boyante negocio relacionado con los hidrocarburos.
Alcaldes gasolineros, funcionarios transportistas o proveedores de Pemex, encontraron una manera fácil de hacer mucho dinero al amparo del poder.
Desde los tiempos de la Quina, las gasolineras fueron entregadas como premios para sus incondicionales, lo mismo que los contratos para transportar combustible para todo el país desde su feudo, la Refinería Madero.
Junto al inmenso poder de Joaquín Hernández Galicia, se forjaron fortunas e imperios económicos como el de los Garza Cantú, eterno contratista de Pemex, cuyo grupo empresarial hoy es uno de los más poderosos de México.
De aquellos tiempos también se recuerda al ex alcalde tampiqueño Arturo Rodríguez Gutiérrez, quien también controlaba algunas gasolineras en la zona sur.
Desaparecido casi por completo el poder quinista, las cosas no cambiaron demasiado en las últimas décadas.
Otros grupos políticos controlaron el sindicato y el dinero de Pemex se repartió entre otras manos, pero con una constante: el tráfico de influencias (y de favores) crearon una casta de empresarios que hoy deben estar muy nerviosos, por las revelaciones que un día si y otro también, hace la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda.
Ya sea por obligación o por ambición, cientos de gasolineras de todo el país se metieron al negocio del “huachicol” multiplicando sus ganancias y las pérdidas para una empresa que hoy vive la peor crisis financiera de su historia.
Porque Everardo Villarreal no es el único ex alcalde tamaulipeco metido en el negocio de la gasolina. En la lista pueden contarse a Gustavo Cárdenas y Álvaro Villanueva de Victoria, Baltazar
Hinojosa de Matamoros, o el diputado local Juan Carlos Córdova, solo por mencionar a los más famosos. Hasta el actual alcalde de Matamoros, Mario López Hernández posee algunas estaciones de servicio.
En una jugada política que pocos vieron venir por parte del Gobierno federal, todos esos negocios están bajo la la lupa.
Hay por ejemplo, indicios de que la Cuenca de Burgos ha sido saqueada impunemente durante años, y que en esa operación han participado empresarios y políticos dedicados al negocio del transporte.
Se presume también que en el robo descarado de hidrocarburos que sufre la Refinería Madero, se cuenta con la participación del Sindicato petrolero y sus jerarcas, incluidos muchos de quienes han tenido puestos políticos en los últimos años.
Por eso queda claro que todavía hay mucho por descubrir en el caso de la industria huachicolera. Y que en los informes de la unidad de inteligencia financiera seguiremos viendo muchos nombres conocidos.