CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas- La historia de la industria maquiladora en Tamaulipas inicia en 1965 y tiene de todo: choques de poder entre centrales obreras, paros fuera de orden, empresas que abandonan el país de la noche a la mañana, todo, menos la creación de una clase media trabajadora porque los salarios siempre se han conservado por debajo de estándares internacionales y a la baja.
Mantener bajos los salarios ha sido hasta la fecha el negocio que logra que centrales como la CTM mediante el Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales de Industria Maquiladora, el Sindicato de la Industria de Plantas Maquiladoras, y otros como el Sindicato de Trabajadores de la Industria Maquiladora y Ensambladora (Stime) y sindicatos afiliados a la CROC, mantengan en su poder los contratos colectivos y repriman cualquier intento obrero por desconocerlos.
“La opinión de la población que labora en las maquiladoras (..) es que frente al estilo de sindicalización clientelista o de control autoritario, el estilo de menor presencia y actividad sindical es más funcional a las empresas”, dice el estudio “Maquiladoras en la Frontera Norte: Opinión Sobre los Sindicatos”, de Jorge Carrillo V. y Miguel Ángel Ramírez, del Colegio de la
Frontera Norte
En el estudio auspiciado por el Colegio de la Frontera Norte o Colef, señala que la escasa legitimidad de las centrales sobre sus agremiados ha sido mantener salarios por arriba del mínimo en México, pero perdiendo constantemente en su cotización en dólares.
El Gangsterismo sindical
Los contratos colectivos firmados con las empresas maquiladoras fueron dominados por años por la CTM y los caciques regionales, Pedro Pérez Ibarra en Nuevo Laredo; Agapito González Cavazos en Matamoros y José Cruz Contreras y Reynaldo Garza ,en Reynosa y la competencia de la CROC, ha disminuido el poder regional pero no ha significado mejoría para los trabajadores.
Entre 1997 y 1998 distintos lugares de la frontera fueron escenario de conflictos sindicales en las maquiladoras, en Matamoros el choque no fue por conquistas sindicales sino por el poder entre el Sindicato de Jornaleros, y el Sindicato Industrial de Plantas Maquiladoras de Matamoros, por un contrato de una nueva planta de Magnetek de Matamoros, cuyo contrato colectivo tenía este último sindicato.
La pugna entre Sjoiim y el Sindicato Industrial de Plantas Maquiladoras, duró más de un año y culminó cuando el Gobierno de Tamaulipas mediante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, maniobra para otorgarle el contrato colectivo al sindicato fundado por Agapito González Cavazos.
El Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales, que fue fundado por Agapito González Cavazos y ahora dirigido por Juan Villafuerte Morales, ha luchado más para mantener su hegemonía que para conseguir conquistas laborales para sus agremiados.
Otro líder que ayudó más a estancar los salarios de los obreros maquiladoras fue Pedro Pérez Ibarra, quien falleció el 29 de noviembre de 1992 cuando tenía 36 al frente de la CTM local, “y durante esos 36 años, tuvo a la ciudad en un puño”, afirma un artículo de Raúl Hernández Moreno.
Según Quintero Ramírez fue el jerarca obrero Fidel Velázquez Sánchez quien legitimó a Pérez Ibarra en el Sindicato de Alijadores, desde donde se convirtió en cacique regional obrero y luego en uno de los dirigentes obreros más poderosos de Tamaulipas.
El premio otorgado durante una visita a Nuevo Laredo de Fidel Velázquez, ocurrió después de la remoción del gobernador Hugo Pedro González en 1947, y fue el reconocimiento al trabajo de agitación política del cetemista neolaredense.
En Reynosa el poder sindical comienza con el sindicato petrolero a finales de los años 50, pues en ese entonces el municipio fronterizo producía el 37.4 por ciento de la producción nacional de gas.
Desde la década de los cincuenta, ha existido una protesta continua por parte de los trabajadores contra la dirigencia de la Sección 36 del Sindicato Petrolero, “por la marginación y explotación de que habían sido objeto”, dice Quintero
“El descontento obrero desemboca en el primer intento organizativo, en abril de 1951, cuando se constituyó un grupo de defensa de trabajadores transitorios de la Sección 36 en contra de los dirigentes sindicales”
Estos movimientos fueron aprovechados para ganar poder regional dentro del movimiento obrero por el líder del Sindicato de Choferes en Reynosa, Reynaldo Garza Cantú, quien posteriormente se volvería “líder vitalicio” de dicho sindicato.
Garza Cantú consolidó su poder aprovechando la administración municipal en Reynosa de su hermano Rodolfo, en el bienio 1968-1970, y llegó a controlar la Federación Regional de Trabajadores de Reynosa.