Ayer se cumplieron veinticuatro años que me encontraba sentado bajo los árboles
de aguacates de mi casa cuando frente del portón que da a la calle se estacionó un
vehículo automotriz bajando de el Pedro Alfonso García y Víctor Contreras Ipiña,
traían en la mano un envoltorio y uniendo la palabra a los hechos me dicen que si
me apetecía un trago.
Por supuesto que si, les dije.
Después de media hora les arrojé la pregunta:
Bueno, suéltenla ya porque ustedes se traen algo, pues no vinieron a verme nada más
porque sí.
Ambos soltaron la risa y me dice Pedro.
Pues queremos que escribas para El Expreso.
No puedo porque ya estor con otro medio capitalino.
Te ofrecemos un sueldo, un espacio para tu columna y la oportunidad de darte a conocer.
Pues ya me conocen, tengo un espacio y un sueldo.
Bueno si pero vas a mejorar bastante.
La plática y los tragos fluyeron hasta que me dice Pedro “pues de aquí no nos vamos hasta
que nos des el SI”.
Uta madre, me confunden con una novia de rancho.
Tiraron la carcajada.
Insisten hasta que les digo, caray, como son tercos.
Transcurrió una hora y no les veía las ganas de retirarse hasta que les dije.
Está bien pero la columna se va llamar Alta Tensión y firmaré con el nombre de Antonio
Rodríguez.
Hecho, así será.
Por tres días así se llamó mi columna porque después sin preguntarme nada al cuarto día
apareció con Llera………. Siempre es Noticia.
Huelga decir que a partir de ese día el medio para el que escribía me despidió y me dediqué
de lleno al Expreso.
Y desde entonces aquí estoy.
¿Cuántas columnas, notas y fotografías he publicado?
La mera verdad que no lo sé pero si les digo que estoy muy a gusto aunque en ocasiones mis
escritos no aparecen por uno u otro motivo.
Creo que aquí me voy a morir pues ya no me cocino al primer hervor.
Además ya cumplí setenta y siete años de edad que por cierto no son cualquier cosa.
Principié a escribir desde que cursaba mi carrera de Ingeniero en el Instituto Tecnológico
de Ciudad Madero, Tamaulipas, y mi primer revista se llamó “DESPERTAR”.
Por un tiempo trabajé en Petróleos Mexicanos, después en la Secretaria de Agricultura y
Recursos Hidráulicos, tuve y sostuve una empresa de Impermeabilización y Sellado de
Vehículos Automotrices para finalmente encontrarme con mi verdadera vocación que es
el periodismo donde me formé a golpe de calcetín y aquí me tienen todavía hasta que Dios
mande por mí y me lleve a los dominios del mezquite gacho.
Hasta entonces estaré con ustedes, mientras tanto a darle que es mole de olla con semillas de calabaza molidas en molcajete.
HASTA MAÑANA Y BUENA SUERTE