Con la valentía que les dan los votos, algunos gobernantes son muy osados al decir, que todo lo que hacen o dejan de hacer es porque el pueblo que los eligió se los mandata, por protocolo, siempre hablan a nombre de “pueblo y gobierno”, pero ahora los dichos del Sr. Presidente, rebasan los límites de la concordia social, cuando pretende amarrar navajas entre la prensa y los lectores.
Ha dicho AMLO que es bueno tener en las mañanas gente que le cubra las conferencias de prensa, pero deja entrever que esto es mejor si se hace a su modo, suavecito, bien portados, sin salirse del script y que les ira mejor si siempre están de su lado; le imputa al gremio periodístico la posibilidad de echarse al pueblo encima si se le cuestiona (a él) de más o de mal modo. Con un “yo qué, ellos”, se declara estoico y capaz de aguantar todo.
La advertencia, a manera de broma, la lanza luego del episodio de las malas cuentas de Ramos, y para presentarla casi en cadena nacional, echó mano de un reportero local, que como otros tantos, primero le lanzan piropos, le lustran las botas y después plantean la pregunta, casi casi como una súplica, para pedir perdón a nombre de todos los reporteros del mundo. Y vendrán cosas peores.
La simulación de la buena comunicación, entre el poder y el pueblo, a través de los representantes de medios de comunicación, coloca en alto riesgo la profesión del periodista, que de por sí, claro está que no son buenos estos tiempos para ejercer el oficio más antiguo del mundo, el de comunicar (este fue primero que los otros, porque alguien tenía que narrar en que andaban los que andaban mal), ahora mismo en el planeta cunden con más rapidez las fake news, que las noticias de investigación; en redes cualquiera con un móvil, se pone a reportear o abre un canal para análisis político o social; el oficio es mal pagado y en algunas regiones se están quedando desempleados por la crisis económica y de credibilidad.
En su libro Periodismo urgente, Ricardo Raphael refiere que “Una enfermedad compleja de nuestra época es el relativismo que quiere considerar como equivalentes piezas de información que no los son. Es la epidemia de la posverdad que tiene como constante el menosprecio por la evidencia, los hechos y los elementos objetivos del contexto” y propone como antídoto: hacer periodismo, riguroso, sólido e imbatible.
Publica ejemplos recientes de periodismo de investigación que son casos emblemáticos como La Casa Blanca de Angélica Rivera, los Panama Papers, La Estafa Maestra y Más que 72. Ofrece en un libro de texto, un manual de investigación para quien desee aprender y ejercer con probidad el periodismo.
Pero, el mismo autor en twitter se cuestiona si de ahora en adelante ¿Se animará un periodista con reputación a asistir a estas conferencias a hacer una pregunta incomoda, sabiendo que pueden caerle a palos, o por lo menos a tuitazos?
En Boca Cerrada
La Real Academia Española define la palabra Memorándum como “cosa que debe recordarse”, para el presidente ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR es una forma urgente de cumplir una promesa de sus campañas, eliminar la “mal llamada reforma educativa”, pero los juristas señalan que el ejecutivo se salta otra vez las trancas, pues esta tarea aún se discute en el legislativo, y mientras los maestros andan en la vacación, los partidos debatirán en la cancha electoral esta materia, lo más bonito del mensaje presidencial fue la música de fondo de los cilindreros.