Quien crea que la Cuarta Transformación impulsada por Andrés Manuel López Obrador es una reinvención del PRI, con nuevos nombres, nuevos conceptos adaptados al siglo 21 con las mismas caras del viejo partido, no está, ni anda equivocado.
Y es que, por más que se trate de disfrazar el cambio verdadero, todo indica y apunta que es lo mismo del pasado, incluso con algunas figuras desacreditadas que hoy juran haber cambiado para mejorar.
Véase a Manuel Bartlett reinventando la CFE y combatiendo desde su moralidad la corrupción en la paraestatal; o Napoleón Gómez Urrutia, el “nuevo” Fidel Velázquez que impulsa la justicia laboral desde una óptica sindical “innovadora”. Y ni qué decir de Elba Esther Gordillo que tras expiar sus pecados en prisión hoy busca erigirse en la heroína magisterial que abandera una modernización educativa jamás vista en el país, incluso construyendo una nueva versión del Partido Nueva Alianza en el Partido Redes Sociales Progresistas que estarán respaldando las acciones de la Cuarta Transformación.
El ejemplo que mejor ilustra el viejo corporativismo del nuevo régimen lopezobradorista es el Movimiento Nacional por la Esperanza que enarbola el “El Señor de las Ligas” René Bejarano y que pretende ser la nueva “CNOP” en donde buscan meter a todas las clases medias del país, que la política neoliberal eliminó y sacó de la escena electoral. Bejarano es en la ciudad de México el operador y encantador de serpientes que a través prácticas cohersitivas mantuvo al PRD en el gobierno y llevó al mismo, a Morena. Hoy ha salido de ese territorio y pretende ampliar el aparato clientelar electoral al servicio de la Cuarta Transformación en todo el país.
Andrés Manuel lo dijo muy claro cuando recibió el bastón del poder presidencial, “este, es el tiempo de los pobres, y el poder por primera vez será puesto al servicio de ellos”. Desde esa perspectiva el presidente diseña y construye el nuevo régimen que los gobiernos neoliberales desde Miguel de la Madrid acabaron con el modelo revolucionario priísta.
Así, con el beneplácito del poder presidencial, los obreros mexicanos empezaron a ver lo que durante décadas jamás vivieron: en Matamoros, 45 mil obreros recibieron “aumentote” al salario del 20 por ciento y bonos que jamás imaginaron de 35 mil pesos. Los adultos mayores vieron abultadas sus pensiones en un 100 por ciento y los becas para estudiantes empezaron a caer en sus bolsillos de una forma mágica.
Morena, como el viejo PRI empezó a purgarse de arribistas y su objetivo es convertirse en un partido de estado creando células y estructuras de movilización que le darán a la Cuarta Transformación votos en grandes cantidades para quedarse en el poder hasta que el pueblo se harte como lo hizo con el priato.
“Es la misma gata, pero revolcada”, dicen. Y es que es imposible que el PRI como partido vuelva a ser protagonista en las urnas; está desgastado, su imagen corrupta no le alcanza para regresar al poder, por eso la fuga de militantes hacia Morena. Andrés Manuel López Obrador, busca ser el Lázaro Cárdenas del siglo 21, con nuevas organizaciones corporativas y liderazgos que le den larga vida a la Cuarta Transformación. Que opere, puede que sí, pero que sirva al país y a la sociedad moderna de estos tiempos…quien sabe; pero de que es lo mismo…ni dudarlo.