El camino para ser futbolista no es nada fácil, es largo y muchas veces tedioso. En muchas ocasiones, unos que buscan ese sueño, tienen que hacer más sacrificios que otros, ir entrenar a veces puede ser un ‘martirio’, pero eso no importa, pues saben que dará tarde o temprano la recompensa.
Alan Josué Lozano Morales, es uno de esos casos en los que da todo por el fútbol, por aprender e intentar cumplir su sueño de ser profesional como su ídolo Lionel Messi a quien admira por su sencillez y calidad en el campo.
Tiene 14 años y es originario de Soto la Marina, Tamaulipas, sin importar eso, Alan junto a su familia, viaja por lo menos tres veces a la semana a Ciudad Victoria, todo para entrenar y el último día, para jugar con El Rebaño, sin importar lo que cueste el tanque de gasolina, viajar de noche o simplemente, quedarse en medio de la nada con el coche descompuesto.
“Sí nos ha pasado, hace poco como quince días se nos quedó el carro en medio de la sierra, veníamos a un partido. Gracias a Dios nos ayudó uno de los camiones de Ángeles Azules, llegamos a Victoria y Alan jugó su partido, llegó tarde, pero jugó”, contó la mamá de Alan, Maribel Morales, una de sus fieles acompañantes.
No sólo es esa la cuestión, sino también, el tiempo que invierten tanto Alan como sus acompañantes, “yo le digo a él que valore todo, que se esfuerce, lo que hace él junto a nosotros no es fácil, viajar por carretera, venir, a veces pasa lo que ya dije del carro, el tiempo que le damos a esto, a veces también se nos hace noche, realmente es un esfuerzo de todos, pero no nos pesa tanto, cuando vemos a él feliz y disfrutar”, expresó.
Alan, por increíble que parezca, conoció los entrenamientos hace dos años aproximadamente, a los nueve pateó por primera vez la pelota con un equipo de nombre Deportivo Nanis, que jugaba en la liga local de Soto la Marina, todo por obra de la casualidad, “A mi me gustaba mucho el béisbol, siempre veía jugar a mi papá, pero él también le gustaba el fútbol, entonces me invitaron al equipo, fue porque no se completaban, por eso entré”, recordó con risas.
Pero fue a los 12 años, cuando por primera vez supo lo que era un entrenamiento formal, “después de hacer unas visorias con Correcaminos entrené por primera vez en el IPSSET pues fui de los que quedó, venía a veces todos los días, cuando se podía”, mencionó.
Desde esas veces, sus papás o hasta su abuelo, lo apoyan. Ahora no está en Correcaminos, pero sí en el Rebaño de Victoria y aún hace el sacrificio de venir desde Soto la Marina a la capital sólo para entrenar o jugar.
“Siento muy bonito todo el apoyo que me dan. La verdad sí es muy pesado venir dos o tres días, desgaste físico y económico sobre todo, pero sé que me va a ayudar mucho para lo que venga”, manifestó.
El don que Dios le dio y aprovecha
Todos los sacrificios que ha hecho Alan y su familia durante aproximadamente dos años, han empezado a dar sus frutos, recientemente, producto de las buenas habilidades que tiene, fue invitado a hacer una visoria con el equipo de Tigres, la cual pasó con mucho éxito.
“Yo no sabía que tenía ese don, Dios me lo dio y lo he dicho a mis papás, mi mamá dice lo mismo. Yo no sabía que podía hacer esto, he aprendido rápido y la verdad de estar en la Marina, pensé que no iba a lograr tanto”, manifestó Alan.
“Fue muy difícil, las visorias complicadas, iban más jugadores que eran muy buenos, pero yo sólo hice lo que sabía, sentí nervios, pero creo que lo hice bien Nos hablaron que íbamos a firmar un precontrato y yo me quedé asombrado, sólo dije ‘¡Ala!’. No me imaginaba estar en Tigres, firmar”, agregó.
Todo lo que vivió Alan fue único. Desde pequeño ni si quiera pasaba por su cabeza jugar al fútbol, y parece la vida y Dios se lo tenían preparado en tiempo y forma; el día de su firma, fue de los más inolvidables en su vida, no sólo para él, sino para su familia.
“Yo no sabía que tenía ese don, es algo que empezamos a notar y después confirmamos cuando veníamos con Correcaminos, ahora con El Rebaño, Soto la Marina está muy olvidado por algo se dio el de empezar a venir a Victoria, ahora sabemos que es un precontrato, pero eso ya es un logro para él”, puntualizó su madre.
Por su parte, Alan añadió que “quise llorar cuando me dijeron que era de Tigres, la verdad sí. Pensé en todo lo que habíamos pasado, lo que hacemos por esto, fue una emoción enorme”.
Monterrey por Soto la Marina
Ahora con el tema de Tigres y si todo se da como se planea, Alan se quedará y tendrá que quedarse en Monterrey, ahora sí que será imposible viajar de Soto la Marina a Monterrey, como lo hacían para venir con Correcaminos o El Rebaño.
Por ello, la familia ha considerado mudarse, “lo hemos pensado, él tiene el sueño que cumplir, a esa edad no hay casa club y pues es difícil así. Estamos planeando irnos para allá, lo que sea, pero si se da la oportunidad, que se quede”, comentó Maribel Morales.
No cambiaría nada
Alan Lozano, sabe que todo lo bueno o malo le ha ayudado a formarse como persona. Al preguntarle si cambiaría algo de lo que ha vivido o que si le hubiera gustado vivir desde un principio en Victoria, no dudó, “No. No me arrepiento de nada, todo me ha servido y darme cuenta de muchas cosas”.
Agradecidos
Tanto Alan como la familia, están agradecidos con todos los que han puesto un granito de arena para que él siga en busca de su sueño, “agradezco a mi familia, a mis papás, mi hermana, todos, los profesores que he tenido, al equipo de Correcaminos y al Rebaño más, he vivido cosas muy bonitas gracias al fútbol y lo voy a seguir disfrutando lo que dure”, expresó Alan.
Mientras que su mamá, no dejó pasar la oportunidad para demostrarle el cariño a todos, “mi papá, mis hermanos, todos ponen su parte, a mi hija que también a veces batalla a Alan, me siento orgullosa de él, no quiero que se detenga por nada, que busque su sus sueños”, dijo.
Mientras tanto, las veces que sea necesarias, Alan, sus papás, su hermana y abuelo, seguirán con sus aventuras, los viajes que hacen de su ciudad a Victoria o a donde sea necesario ir para que él continúe sus sueños, con la protección de Dios con su frase que utilizan cada que salen de casa, “estamos bajo el manto de Dios y siempre nos protege”.
REACCIÓN
“Sí nos ha pasado, hace poco como quince días se nos quedó el carro en medio de la sierra, veníamos a un partido. Gracias a Dios nos ayudó uno de los camiones de Ángeles Azules, llegamos a Victoria y Alan jugó su partido, llegó tarde, pero jugó”
MARIBEL MORALES
MAMÁ DE ALAN LOZANO
“Yo no sabía que tenía ese don, Dios me lo dio y lo he dicho a mis papás, mi mamá dice lo mismo. Yo no sabía que podía hacer esto, he aprendido rápido y la verdad de estar en la Marina, pensé que no iba a lograr tanto”
ALAN LOZANO
JUGADOR TAMAULIPECO
“Quise llorar cuando me dijeron que era de Tigres, la verdad sí. Pensé en todo lo que habíamos pasado, lo que hacemos por esto, fue una emoción enorme”.
ALAN LOZANO
JUGADOR TAMAULIPECO