Contra lo que muchos imaginaron, que grandes funcionarios del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, caso concreto del ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, y el dueño de Altos Hornos de México, Alonso Ancira Elizondo, serían llevados algún día ante la justicia por presuntas corruptelas, hoy están, el primero en prisión y el segundo con un pie en la cárcel. Tocamos el tema a propósito de la inasistencia de Lozoya a declarar ante el juzgado de control del Reclusorio Norte y a firmar ante el juez que le otorgó el amparo de la justicia federal para evitar que fuera detenido, que ha puesto riesgo la suspensión provisional otorgada al acusado, ya que se trata de requisitos que los inculpados deben de cumplir para conservar la protección legal.
¿Cuál será el desenlace del caso?, no se tiene idea, sin embargo, como están las cosas parece que el otrora cercano colaborador de EPN podría ser declarado en breve prófugo de la justicia.
He ahí algunas de las razones por las que los amigos de los poderosos afectados por la actual administración federal se le han echado encima al presidente Andrés Manuel López Obrador.
En algunos programas de opinión y análisis de la televisión, por ejemplo, celebran efusivamente cada vez que el tabasqueño comete un error o le salen mal las cosas, incluso en asuntos tan graves como el del anuncio de la aplicación de aranceles dispuesta por el presidente Trump para obligar a México a frenar el flujo migratorio que los analistas lo festejaron entre risas y chascarrillos.
No les preocupa a los comentaristas el efecto que la media tendría en la economía de millones de mexicanos, aparentemente lo único que les interesa es que el mandatario se meta en problemas para fustigarlo.
Pero no solamente se encuentran en la lista negra de los peces gordos de la corrupción mexicana personajes de la talla de Lozoya y Ancira, también algunos charalillos, como Juan Silva Villanueva, dirigente de la Sección 3 del STPRM, también está en la mira de las autoridades judiciales, esto a causa de denuncias formuladas en su contra por los agremiados que los acusan de quitarles millones de pesos del seguro mutualista.
Como se sabe, el aludido ya estuvo encarcelado por el mismo delito pero salió libre gracias a que varios amigos encumbrados del sindicato petrolero le echaron la mano, esto cuando el PRI gobernaba al país y podían solaparse estas maniobras.
Ahora, lamentablemente, el jerarca sindicalista de Altamira se encuentra sólo, pues sus protectores del gremio de Pemex andan en las mismas y si no soluciona pronto las exigencias de los acusadores podría no tener la misma suerte.
Dice el dicho, por otra parte, que los bienes son para remediar los males y lo mencionamos ahora que AMLO utilizará parte de la venta del avión presidencial, nave evaluada por especialistas de la ONU en más 150 millones de dólares, para financiar el plan migratorio puesto en marcha por el gobierno para atender el tránsito y brindar asistencia técnica
a los migrantes que permanecerán en
el país mientras que las autoridades estadounidenses resuelvan las peticiones de asilo. El que de plano, como se dice coloquialmente, se voló la barda, fue el Contralor de la Sección XXX del SNTE de Tamaulipas, Rogelio Ortiz.
De acuerdo con el susodicho, los profesores de Tamaulipas están listos para la democratización del sindicato magisterial exigida por la reforma laboral, disposición que, a diferencia de lo que sucedía cuando los jerarcas sindicales eran impuestos desde la presidencia de la república o desde las gubernaturas de los estados, ahora tendrán que ser elegidos a través del voto libre y secreto de los trabajadores.
Si no lo hacen, entonces la Secretaría del Trabajo no les otorgará la toma de nota o reconocimiento legal y la elección sería invalidada. En el relevo del Secretario General del 2020 se verá si como dijo Ortiz la agrupación de los trabajadores de la educación realmente están preparados para las demandas de la Cuarta Transformación.
¿Lograría Rigoberto Guevara Vázquez en el nuevo escenario una victoria de 887 a 242 delegados con los que venció a Abelardo Ibarra en el 2016, cuando el organismo se manejaba según los designios cupulares?
Yo lo dudo. En la renovación de la directiva del año entrante, cuando Rigo concluirá la gestión, se sabrá si la situación es igual o distinta a la de los gobiernos del PRI y el PAN.