* El columnista es autor de las novelas: “Erase un periodista” y “Rinconada, la historia prohibida del maestro Ricardo” y Premio Nacional de Periodismo 2016.
Se cumplen ochenta años del exilio español y AMLO lo recordó este jueves por la mañana, destacando la tradición mexicana, (él la llamó sagrada), de brindar asilo a los perseguidos por diversas razones. Fundamentalmente políticas, de seguridad e integridad física, así como de sobrevivencia.
Respecto de la migración ibérica, todos sabemos que reforzó el desarrollo del país en varios aspectos, sobre todo el académico e intelectual. Y de ello existen infinidad de evidencias.
El derecho de asilo tiene como referencia obligada a México y al ex presidente Lázaro Cárdenas. Y es que durante su mandato, la historia registró sobresalientes hechos bajo objetivos humanistas.
Recordéis el cariño con que se recibieron a los 456 menores enviados por sus padres para protegerlos de los estragos de la guerra civil española. Fueron los llamados “niños de Morelia”, que recibieron alojo y educación, mismos que casi en su totalidad se convirtieron a la ciudadanía mexica, con todo el orgullo y honor que ello significa.
Pero en esa época, México también recibió a destacados personajes rechazados en otras partes del mundo, como Leo Davidovitch Bronstein, (Trotsky).
Que también fue mencionado este jueves por AMLO.
Este revolucionario amenazado y perseguido por Stalin que finalmente fuera asesinado en su casa de Coyoacán el 20 de agosto de 1940, (ahí en la esquina de Viena y Churubusco), por Ramón Mercader del Río (a) “Jacques Mornard”, un encubierto comunista español recibido con honores y condecorado como héroe de Unión Soviética en 1953, tras cumplir su condena en nuestro país por dicho atentado.
Este criminal vivió algún tiempo en Cuba donde murió de cáncer de pulmón. Existe una novela escrita por Leonardo Padura (“El hombre que amaba a los perros”) que ahora ya es de dominio público, pero que este columnista adquirió clandestinamente en la Habana hace algunos años, de manos del propio autor.
En ella se describe la vida de Mercader del Río en la isla, y de la amistad con uno de los pobladores a quien por capítulos y entre líneas, cuenta la forma y manera en que se planeó y ejecutó el crimen de Trotsky.
Una especie de descargo de conciencia, difícil en esta clase de fanáticos educados para matar a nombre de creencias e ideologías manipuladoras.
EN EL LUGAR DE LOS HECHOS
En ya lejanos años, cuando compartíamos alojamiento en la colonia Portales, (Antillas 214), alimentados por Queta y su apreciable e inolvidable familia oaxaqueña), Alejandro Rosales Lugo y el que aquí escribe, acudíamos con frecuencia a la casa de Trotsky, cuando el lugar se encontraba virtualmente abandonado, apenas al cuidado de alguna persona que nos dejaba recorrer en libertad absoluta el inmueble, mediante un estímulo económico.
Con curiosidad y respeto observábamos la biblioteca y despacho donde Trotsky fuera ultimado y desde luego, reflexionábamos frente a la tumba del creador de la “Revolución Permanente” y del ejército rojo que lograra el triunfo definitivo del proletariado soviético, cuyos restos aún permanecen en el pequeño jardín, porque en la ex URSS todavía no se atreven a reconocer su aportación definitiva a la causa revolucionaria, forjadora del gran bloque socialista, opuesto al imperialismo internacional.
En el patio todavía se podían ver las jaulas donde por las tardes Leo Davidovitch alimentaba a sus conejos, acompañado de su esposa Natalia Sedova y su nieto Seva.
También visitamos una y otra vez, la recámara matrimonial, la misma que la noche del 24 de mayo de 1940 fuera asaltada por un comando armado bajo las órdenes del pintor David Alfaro Siqueiros, y donde Natalia protegió, con su cuerpo el de su esposo, en un acto heroico y de alto aprecio a la vida del revolucionario.
De este ataque la pareja sobrevivió, al igual que su nieto Seva, no así Robert Sheldon asistente y guardaespaldas de Trotsky, el cual fue secuestrado por los asaltantes y localizado su cadáver un mes después en distante paraje serrano.
Los boquetes que dejaron las balas todavía “adornan” las blancas paredes.
Sobre este asunto, el columnista guarda el recuerdo de un campesino riobravense, (padre del líder Bernardino Canchola), quien en los tiempos referidos laboraba como policía en la ciudad de México y como tal fue comisionado al cuidado y vigilancia de la citada residencia, junto con otros compañeros, mismos que aquella noche fueron desarmados y amarrados a troncos de árboles colindantes con el río Churubusco que entonces fluía al aire libre..
Contó a quien escribe, que en ocasiones acompañó al revolucionario a distintos paseos alrededor de la ciudad, y era tan sencillo que compartía alimentos y ofrecía regalos de todo tipo, modestos casi siempre.
Habían transcurrido algo más de treinta años y este hombre todavía conservaba un libro sobre le Revolución Rusa escrito y obsequiado por Trotsky, pero en francés.
El revolucionario soviético es fundamental en la historia del socialismo y es uno de los personajes más sobresalientes del siglo XX, por ello y otras razones, es admirado de este columnista a partir de la lectura de la biografía más completa escrita en tres tomos por Isaac Deutscher. (Trotsky, el profeta armado, Trotsky el profeta desarmado y Trotsky, el profeta desterrado).
SUCEDE QUE
La importancia de la migración y el asilo en el desarrollo de los pueblos a que se refirió AMLO este jueves, tiene su razón de ser ante las presiones del imperialismo yanqui.
Pero, claro, es algo que los gringos están impedidos para entender, a pesar de que EU ha sido poblado por migrantes de todo tipo…y la mayoría no tan siniestros como Trump.
Y hasta la próxima.