En una ocasión el presidente Andrés Manuel López Obrador confesó que recibió el IMSS «en ruinas». No es el primer mandatario que constata esta triste realidad.
El problema de la «emblemática» institución ha sido uno de herencia, de “papa caliente” que se han pasado de un sexenio a otro y sin que nadie haga realmente algo para resolverlo.
Por el contrario, el IMSS se ha convertido en un espacio de oportunidad para seguir practicando la corrupción, los negocios clandestinos de medicinas y —sobre todo— el trato inhumano y humillante a sus derecho-habientes.
Un caso práctico y real es el desamparo que viven hoy decenas de miles de viudas mexicanas. Cuando un pensionado fallece es dado de baja, el IMSS notifica al banco y éste deja de pagar la pensión por años de trabajo.
El sistema bancario desconoce (o hace caso omiso) de que el fallecido ha dejado una beneficiara que tiene derecho a la pensión de viudez. En este proceso la viuda también es dada de baja del “sistema”, algo incomprensible.
Adiós a su dinero para pagar la leche, los huevos y el pan. Y también adiós al servicio médico, atención y medicinas a las que tiene derecho.
¿Quiere la viuda tener derecho a la pensión? Entonces debe iniciar un calvario burocrático para acreditarla, recibir su dinero y poder seguir teniendo acceso a los servicios médicos.
La viuda debe esperar alrededor de dos a tres meses (en el menor de los casos) en lo que se resuelve su trámite. En algunas experiencias puede llevar años el vía crucis para cumplir con la documentación requerida, regresar a las oficinas de IMSS, hacer más fila, sacar fotocopias, obtener sellos, recabar firmas, pedir autorizaciones “a México”… más burocracia.
De ahí que veamos las salas del IMSS en todo el país con señoras de muy avanzada edad deambulando, haciendo largas filas, que tienen que salir de sus hogares aunque estén enfermas para darle seguimiento a sus casos.
Muchas tienen familiares que les ayudan y abogan por ellas. Sin embargo, ¿qué pasa con aquéllas que viven solas? ¿O las que simplemente no tienen ya movilidad o mente clara para discutir con un burócrata-robot de ventanilla?
La fama del IMSS ciertamente nunca ha sido buena. Chistes crueles de que los pacientes acaban por morirse mientras esperan consulta son famosos. Instituciones que fueron creadas para velar por el bienestar de los mexicanos son ahora espacios de humillación, mal trato y abuso, sobre todo en lo que tiene que ver con pensionados.
¿Por qué el IMSS no tiene listo un sistema práctico y justo de pago de pensiones a viudas considerando que algún día faltará el esposo o pareja? Con toda la tecnología disponible hoy en día… ¿acaso no existe una opción para gestionar de manera más rápida este trámite y con documentación básica?
Una macabro escenario es que los burócratas del IMSS apuestan a que las viudas también “marchen de esta vida” lo más pronto posible, que mueran a las semanas en que murió el pensionado (es común que pase esto por depresión) y entonces el dinero se quede en el sistema para «otros usos internos”.
En su campaña para Presidente, López Obrador prometió ir a fondo contra la corrupción. Y hemos tenidos buenos ejemplos que han demostrado su buena voluntad para cumplir la promesa.
La prueba de fuego será depurar y modernizar el IMSS y el sistema de pensiones en México. Sus decenas de miles de viudas mexicanas se lo agradecerán.