Durante la campaña electoral de 2006, el equipo compacto de Felipe Calderón Hinojosa, se reunía en punto de las 7 de la mañana en su ‘cuarto de guerra’: el sótano de un edificio de la colonia Del Valle, en la Ciudad de México.
En el techo de ese sótano se encontraba un tubo de PVC por el que fluía el desagüe del inmueble. En ese tubo, los calderonistas plasmaron un mensaje cargado de pitorreo, franco escarnio, humor ‘pesado’: ‘Por aquí pasa López Obrador’.
Esta anécdota la relata el periodista y académico Ernesto Núñez Albarrán en su libro ‘Crónica de un Sexenio Fallido; La Tragedia del Calderonismo’, publicado por Editorial Grijalbo, a finales de 2012.
Esa pequeña estampa de lo ocurrido en la frenética e intensa elección de 2006 describe ‘el agarrón’ político sostenido entre Felipe Calderón Hinojosa, entonces candidato presidencial de Acción Nacional, y Andrés Manuel López Obrador, en sus tiempos de aspirante de la alianza de izquierda establecida por el PRD, Convergencia por la Democracia y PT.
La competencia en las urnas terminó con un final cardíaco y con múltiples sospechas en el conteo de los votos: Felipe Calderón obtuvo el triunfo con una raquítica diferencia de solo 0.56 por ciento de los sufragios.
Tras denunciar un fraude -para muchos, un robo descarado; para otros una prueba de la eficacia democrática de las instituciones-, ‘El Peje’ impugnó y, finalmente, los magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación reconocieron la victoria de quien en aquellos años era panista.
Desde entonces, el michoacano y el tabasqueño sostienen una rivalidad que va y viene, según las circunstancias del escenario político y de la agenda informativa nacional.
Sin embargo, hoy los roles se intercambiaron: Andrés Manuel López Obrador es el presidente de la república luego de ganar con una votación histórica de 30 millones de sufragios; y Felipe Calderón, que después del estrepitoso fracaso electoral de su esposa Margarita Zavala como candidata independiente, ahora es un personaje de la oposición que busca construir un nuevo partido político: México Libre.
Con algunas apariciones intermitentes, con alguno que otro mensaje en twitter, el ex primer mandatario había ganado cierta presencia en los medios de comunicación nacionales, pero nada que fuera impactante para convertirse en ‘trending topic’ o nota principal en los periódicos.
Pero… Alfonso Durazo, el incompetente e ineficaz secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana del gobierno de la pretendida (¿y fallida?) Cuarta Transformación, en uno más de sus errores políticos, acusó a Felipe Calderón de estar detrás de la rebelión de los policías federales que se niegan a sumarse a la Guardia Nacional.
Con esa ‘ayudadita’ de quien se ha dedicado sin mayor mérito a vivir del mito de Luis Donaldo Colosio, el ex presidente de la república fue la nota de portada de cuatro importantes periódicos de calibre nacional y, por supuesto, tendencia informativa en las caóticas y chismosas redes sociales.
A diferencia de lo que hizo el incompetente Alfonso Durazo, durante ‘la mañanera’ del viernes pasado Andrés Manuel López Obrador ni siquiera mencionó el nombre de Felipe Calderón. Conocedor del manejo de la comunicación, el presidente de México no se ‘enganchó’ con las críticas y recomendaciones lanzadas por el michoacano sobre el problema laboral originado en la Policía Federal. Prefirió ignorarlo.
Ese mismo viernes por la mañana, Felipe Calderón apareció en el noticiario de Ciro Gómez Leyva. Lució desenfadado, divertido, crítico y muy sonriente. Dando sorbos a un café que compró en el Starbucks de la esquina, pidió al gobierno federal de la 4T que le dijeran las cosas de manera directa. Incluso, hasta bromeó por las acusaciones en su contra: ‘Todo yo, todo yo’.
La aparición del ex presidente de la república, que ahora promueve la creación del partido México Libre, llega en un momento en que la oposición no cuenta con una figura relevante en el escenario político nacional que sirva de contrapeso a la figura de Andrés Manuel López Obrador, quien, fiel a su estilo, concentra y acumula todo el poder.
Si bien Acción Nacional ha tratado, por medio de su dirigente Marko Cortés, de mantener un nivel de crítica para contrarrestar la nutrida agenda del gobierno lopezobradorista, la realidad es que no ha podido despegar. Javier Corral, desde Chihuahua, más que un gobernador crítico, ha sido un político que ha mantenido una significativa distancia con el Palacio Nacional de la 4T.
Por su parte, el PRI o, mejor dicho, lo que queda del PRI, se encuentra en un proceso interno, elección que ganará ‘Alito’, el gobernador con licencia de Campeche… ‘palomeado’ por AMLO.
Felipe Calderón será recordado como el presidente que inició la guerra contra el narcotráfico. Una guerra que, sin lugar a dudas, perdió. Como también la perdió el priista Enrique Peña Nieto. Y si la violencia sigue con la altísima estadística de homicidios registrada durante los primeros siete meses de la Cuarta Transformación, también será una guerra perdida de Andrés Manuel López Obrador al final del sexenio.
No obstante, Felipe Calderón está de regreso y con unos cuantos mensajes por las redes sociales y con alguna que otra entrevista en medios nacionales ya resultó incómodo para quien controla, día a día, la agenda política y mediática del país. La rivalidad entre ambos continúa.
EL COMITÉ DE ‘ALITO’ EN TAMAULIPAS
Este fin de semana se instaló en Ciudad Victoria el Comité de Campaña de Alejandro Moreno Cárdenas en Tamaulipas.
La coordinación general será manejada por el experimentado Enrique Cárdenas del Avellano, dos veces diputado federal y ex alcalde de la capital del estado. En la coordinación territorial fue designado José Benítez Rodríguez, mientras que la coordinación sectorial la operará el diputado local Alejandro Etienne Llano.
Por su parte, Luis Enrique Arreola Vidal será el vocero de la campaña de ‘Alito’ en tierras tamaulipecas.