ESTADOS UNIDOS.- Cuando Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo entre a la corte mañana miércoles y sea sentenciado, por ley, a cadena perpetua, probablemente ponga fin al libro de una carrera criminal sin paralelo en su alcance y celebridad desde los tiempos de Al Capone.
Pero como todo en el caso del Chapo Guzmán, dar por terminada la historia no fue nada fácil. Puede que todavía quede un epílogo o dos (o tres o cuatro) por escribirse.
El Chapo, de 62 años de edad, fue condenado después de un juicio que duró tres meses en una corte federal en Brooklyn y que a menudo viraba de manera dramática entre la solemnidad y el absurdo.
Los fiscales dirigieron algunos de los cargos más serios posibles contra él, y presentaron evidencia de que envió cientos de toneladas de drogas de México a Estados Unidos y causó la muerte brutal de decenas de personas para protegerse a sí mismo y a sus rutas de contrabando.
Los fiscales dirigieron algunos de los cargos más serios posibles contra él, y presentaron evidencia de que envió cientos de toneladas de drogas de México a Estados Unidos y causó la muerte brutal de decenas de personas para protegerse a sí mismo y a sus rutas de contrabando.
CON INFORMACIÓN DEBATE