Llega el verano y lo primero que nos pide el cuerpo es hacer las maletas e irnos a otro lugar. Buscar hoteles en holbox, comprase un vuelo o solicitar las vacaciones con antelación son algunos de los sueños de muchas personas que necesitan romper con la llamada rutina, tras pasarse todo el año trabajando.
¿Qué diferencia hay entre reservar un alojamiento en holbox o estar en nuestra casa? Los expertos determinan que muchas. Lo cierto es que las preocupaciones que tenemos cuando estamos en casa, en medio de la rutina, y las obligaciones con las que debemos cumplir no son para nada las mismas. Y esto, aunque puede parecer un elemento sutil, es un factor de gran importancia.
Las vacaciones y el ocio: salud en nuestras vidas
Aunque el concepto de vacaciones y ocio son dos términos relativamente recientes, desde que se contemplan en las sociedades modernas es difícil pensar en nuestro día a día sin ellos. Desde la sociología se acostumbra entender el ocio como una actividad que hacemos para sentirnos bien, por gusto y que nos sienta bien, nos relaja. Por eso, se suele oponer a todo tipo de obligaciones: profesionales, sociales, familiares, etc. En cuanto al origen de las vacaciones, si bien los trabajadores parecen ser los principales beneficiarios, lo cierto es que tanto las empresas como el propio Estado también les compensan, ya que está demostrado que descansar y hacer una pausa significativa en la rutina ayuda a que retomemos el trabajo con más ganas y tengamos menos probabilidades de padecer alguna patología.
Y por eso, desde que se concibió en la revolución industrial, las vacaciones y el ocio están presentes cada día (al salir del trabajo), en los fines de semana (un respiro que nos permite retomar el lunes con fuerza) y, por supuesto, en verano, periodo en el que el número de días de descanso suele ser mayor, posicionándose, así como uno de los momentos de mayor importancia del año en cuanto a descanso, desconexión y tiempo libre. La culminación del tiempo de ocio y las vacaciones llegará con la ansiada jubilación, en la que el asalariado puede despedirse definitivamente del trabajo.
Viajar, una manera de ocio
Hasta aquí, todo parece bastante comprensible. Sin embargo, el hábito de relacionar vacaciones con viajes es algo relativamente reciente. De todos modos, si nos centramos en las ventajas de ambas ideas todo cobra bastante lógica y sentido. De hecho, toda la explicación se centra en las ventajas de viajar, muy vinculadas a los beneficios del tiempo libre y las vacaciones. A continuación, detallamos algunas de las más valoradas socialmente:
- Reducción del estrés y la ansiedad: en el trabajo, en casa, con los niños, etc. a menudo nos exponemos a situaciones en las que la presión puede llegar a puntos de tal magnitud que podemos llegar a sentir estrés e incluso ansiedad. Sin embargo, esto no son más que síntomas de todas esas cuestiones que no están presentes cuando nos vamos de vacaciones a otro lugar.
- Capacidad para evadirse de las preocupaciones: aunque nos cuesta “desengancharnos” del ritmo frenético habitual, lo cierto es que tras unos días de vacaciones nuestro cuerpo empieza a redescubrir ese descanso que tanto necesita, y que nos ayuda a ver las preocupaciones de otra manera.
- Desarrollo de habilidades escondidas: cuando viajamos nos vemos obligados a comunicarnos en multitud de situaciones nuevas. Algunas en nuestro mismo idioma, y otras veces en idiomas distintos. En cualquiera de esas situaciones, nos forzamos a trasmitir ideas y a desenvolver nuestras habilidades comunicativas, lo cual nos favorecerá a lo largo de nuestra vida.
- Aumento de sabiduría y conocimientos: viajar es un aprendizaje continuo ya que cuando lo hacemos vamos a lugares que no conocemos o con los que no solemos estar en contacto. Incluso si vivimos lejos de casa y nos vamos de vacaciones a nuestra tierra, la vemos de manera diferente y por lo tanto aprendemos cosas nuevas sobre ella y sobre nosotros mismos.
- Incremento de la empatía: viajar a otros países significa entrar en contacto con otras personas, con otras culturas y eso nos permite aprender de lo desconocido. Sociológicamente este es un aspecto de gran valor, ya que el conocimiento del desconocido es la clave para no desconfiar, para entender, para no tachar de extraño. En el mundo globalizado en el que vivimos, conocer otras culturas es también conocer a personas que se acaban de instalar en nuestro barrio y vienen de otros países, a niños que comparte aula con los nuestros o entender la vida y la cotidianeidad que se vive en otros puntos del planeta, que constituye una gran riqueza.
- Mejora emocional para la vuelta a la realidad: el descanso, ya sea cerca o lejos de casa, es indispensable para nuestro bienestar psicológico y también físico. Por lo tanto, el estado emocional que sentimos tras unas buenas vacaciones es tan satisfactorio y, por eso mismo, nada más acabar las vacaciones de este verano, estaremos pensando ya a qué lugar nos iremos el próximo año.