La experiencia enseña que en política los triunfos como las derrotas no son para siempre, tampoco los adversarios y los amigos, el poder, que actúa de acuerdo a las circunstancias, a menudo hace enemigos a los aliados y aliados a los rivales y, en consecuencia, a veces se ve obligado a hacer lo que antes criticaba.
Como decía Maquiavelo, el fin justifica los medios, lo que sea necesario para alcanzar las metas y objetivos.
Citamos el punto propósito de la elección de los nuevos dirigentes nacionales del PRI que se definirá el 11 de agosto. Desde la óptica de los enterados, las votaciones de los militantes priistas serán sólo cuestión de trámite, las condiciones parecen dadas, consideran, para que en la fecha aludida sea ungido Alejandro Moreno Cárdenas como sucesor de Claudia Ruiz Massieu.
Los principales opositores, los ex gobernadores de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco, y de Oaxaca, Ulises Ruiz, sólo servirán para legitimar, voluntaria o involuntariamente, la imposición del gobernador de Campeche, bien declinando a favor del campechano o aceptando la derrota.
De acuerdo con algunos aalistas, el proceso tricolor ha sido arreglado para beneficiar a Alito y al Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien dicen que estaría detrás de la eventual victoria de Moreno Cárdenas, el presunto candidato del ex presidente Enrique Peña Nieto, que le entregaría a AMLO un Revolucionario Institucional a modo para, a cambio de supuesta impunidad, ayudar a Morena con los más de nueve millones de seguidores a conservar la mayoría legislativa en los comicios del 2021.
Y, así como en la sucesión presidencial del 2006 el PRI hizo causa común con Acción Nacional para impedir la llegada del Peje a la Presidencia, ahora el tricolor se aliaría con el Movimiento Regeneración Nacional para bloquear el crecimiento del PAN en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
Una maniobra similar a la ocurrida en Tamaulipas a raíz de la victoria albiazul del 2016, cuando el ex gobernador Egidio Torre Cantú evitó la llegada de Oscar Luebbert Gutiérrez e impuso a Sergio Guajardo Maldonado como jerarca estatal acrítico o pasivo del gobierno tamaulipeco, como la que se afirma estaría operando EPN para encumbrar al mandatario del sureste.
En asuntos locales, por otra parte, de los relevos directivos panistas que están en puerta el más interesante y el que más entusiasma es otra vez el del comité directivo municipal de ciudad Madero, actualmente a cargo de María Esther Lozano Hernández.
Hace un par de semanas levantó la mano para buscar el puesto Guillermo Parra Avello, militante panista de toda la vida, sin embargo, parece que el Capitán se arrepintió y se ha unido a la causa del aspirante Jesús Godofredo Castro Monroy, miembro distinguido de la facción de Agustín de la Huerta Mejía, al que se le ven posibilidades de pelear al tú por tú a la dirigente en turno las riendas de la agrupación política.
Parra Avello es sin duda un panista de sólidas convicciones políticas e ideológicas, igual que de principios y de los valores con los que el PAN surgió a la vida pública de México, que hoy se encuentran en el cesto de la basura o guardados en los archivos políticos albiazules que únicamente salen a la luz pública a la hora de los discursos, lamentablemente en la feroz disputa del poder este tipo de factores más que una cualidad parecen un estorbo.
Esa ha sido, entre otras, una de las razones por las que otros interesados en la dirección del partido de la derecha, caso concreto del ex regidor Francisco Castañeda Cruz, no han podido colmar sus anhelos, a pesar de las múltiples simpatías con las que se sabe que el médico cuenta entre los panistas de la urbe petrolera.
El riesgo es que, como ya ocurrió en otros procesos internos, en el del 2017, por ejemplo, en el que Guty sacrificó a su candidato José Alfredo Jiménez García, si de ciudad Victoria le piden otra vez que apoye a un palomeado por las cúpulas estatales, como sería la señora Lozano, el ex candidato a alcalde no tendría más remedio que obedecer sin cuestionar, ya que no podría exponerse a perder la dirección estatal del CONALEP, institución en la que, hay decirlo, el empresario ha dado buenos resultados, pero sobre todo la chamba que el gobierno del Estado le ha otorgado a algunos de sus familiares.