CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Adriana Haydeé Hernández Salar, es una gimnasta victorense que hace par de años, estuvo cerca de dejar todo su sueño, la paciencia se le acababa, pero siguió, luchó, trabajó y al final triunfó; se convirtió en multi-medallista Panamericana y ahora pone la mira en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Adriana es muy hogareña, seria y hasta cierto punto, poco social, es tranquila y prefiere mil veces dibujar en sus tiempos libres que hacer otra cosa, pero dentro de la pista de competencia se transforma, olvida la timidez y se convierte en toda una ganadora.
Todo el éxito tiene detrás suyo una gran carga de trabajo, perseverancia, estrés, risas, llantos, muchas cosas son las que ha pasado Adriana tanto así que pensó en abandonar el camino de sus sueño.
“Son muchas horas de trabajo, seis días a la semana, a veces seis u ocho horas diarias de entrenamientos y repetir todo muchas veces, yo me estreso mucho cuando las cosas no salen, sí lo llegué a pensar, en dejar la gimnasia y llevar una vida normal de una persona de mi edad, pero gracias a Dios no lo dejé”, contó la capitalina a Oé!.
Cuando comenzó a la edad de 5 años todo fue por obra de la casualidad, para estar cerca de su mejor amiga quien la había invitado, pero poco a poco tomó más en serio ese deporte que era un simple pasatiempo, hasta 10 años más adelante, en donde ya lo es todo en su vida, “no pasaba ni por mi cabeza que podía llegar lejos cuando comencé”, dijo.
Aún recuerda su primer competencia, “fue en el Planetario en un circuito, no me acuerdo de mucho, estaba muy chiquita, pero me imagino que lo disfruté”, expresó la ganadora de doble oro y plata.
Llanto, aprendizaje y éxito
Tras varios años de practicar en la capital en donde ganó diferentes competencias, locales, estatales y hasta nacionales, “Poco a poco se fue dando, sí he avanzado mucho la verdad, he crecido gracias a los trabajos, me fui hace tres años al CNAR”, expresó.
Para ella fue complicado, con apenas 13 años, tuvo que dejar su hogar, su ciudad, sus amigos, su familia, “lloré mucho, las primeras semanas fueron muy complicadas, sí quería regresarme porqué extrañaba mucho, pero sabía que todo sacrificio tenía su recompensa, había que trabajar”, manifestó.
Tras acoplarse a su nueva vida en el Centro Nacional de Alto Rendimiento y casi 1000 kilómetros de su casa, Adriana no dejó de aprender, aplicarse y dar todo, el objetivo era claro y era pertenecer al equipo principal de Gimnasia Rítmica, pero no sería fácil.
La victorense confesó que por momentos llegó a desesperarse, ella creía que no progresaba y quería regresar a Victoria, “yo estaba en el equipo ‘B’, era como para cuando alguien se lesionara y ya entrar de reserva, yo pensaba que no iba a poder estar en el equipo principal”, indicó.
En esa parte de la vida de Adriana, fue fundamental el apoyo de su familia, su madre, padre y demás integrantes entraron al rescate, “sí, ella se quería regresar, fue medio año el que ella estaba en el equipo B donde ya estaba decidida, le dijimos que lo pensara y animamos a que no tomara esa decisión, fue muy agotador para todos, había incertidumbre, no queríamos que se rindiera tan fácil y nos hizo caso”, comentó la mamá, Karla Salazar.
La recompensa llegó, tras una larga espera y dar la edad oficialmente fue subida al primer equipo y comenzó a hacer los viajes y competir con ellas, “este año se dio la oportunidad de que estuviera adentro, ya estuve con el equipo mayor, trabajamos muy duro y se nos dio ir a los Panamericanos”, contó.
“Me emocioné mucho cuando me enteré, sabía que tenía que dar todo, dar lo mejor de mí y conseguir objetivos, era una de las metas que ya iba a cumplir”, añadió.
Lo mejor de su vida
Adriana Haydeé, tras más de diez años de entrenamientos, competencias y demás, cumplía uno de sus objetivos, ir a los Juegos Panamericanos, la máxima competencia deportiva del continente; con apenas 16 años vivía un sueño hecho realidad y ella junto a sus compañeras quería darlo todo.
En un principio, no se tenían medallas presupuestadas o por lo menos de oro para las gimnastas, pero ellas iban con la mentalidad de dar todo y poner en alto el nombre de México.
La presión era mucha para las mexicanas, tanto que previo a su primer competencia, la tamaulipeca lloró, “estábamos entrenando antes de participar, nos precipitábamos mucho, no hacíamos las cosas bien y no salía nada, teníamos mucha presión y fue tanto el estrés que yo lloré, creo que eso me ayudó a tranquilizarme”, puntualizó.
“Todas estábamos nerviosas porque era una justa muy importante para todas. Pero también me dio emoción de saber que representamos a todo el país”, añadió.
Oro de felicidad
Al final, el equipo mexicano sorprendió con dos medallas de oro y una presea de plata, por lo que fueron históricas en la Gimnasia Rítmica, “fue un orgullo por saber todas las horas de entrenamiento dieron resultados. Fueron muchos sentimientos encontrados, mucha emoción, ahí se refleja todo el tiempo de entrenamiento”, declaró.
Los tres días de competencia, mientras Adriana hacía lo suyo, en su casa en Victoria se juntaron para verla participar, “toda la familia fue a la casa, lo vivimos como nunca, nos sentíamos que también hacíamos los ejercicios, brincábamos, luego cuando daban las puntuaciones gritábamos, las protestas de las brasileñas, todo fue espectacular”.
“Cuando la vimos que le daban sus medallas, lloramos, sabemos de todo lo que pasó, éramos los más felices”, recordó.
Por su parte, Adriana se comunicó con ellos, “tardé como una hora y media en llegar al hotel porqué nos entrevistaron pero luego luego les hablé, me contestaron casi llorando -entre risas-, les agradecí por el apoyo que me han dado”, detalló.
La mira en Tokio
La euforia de las medallas de oro y plata en los Panamericanos 2019 ya se acabó para Adriana Hernández, que ahora ya le dio vuelta a la página y se concentra en clasificar a los Juegos Olimpicos de Tokio 2020.
“La verdad sí me veo en Tokio, estamos cerca. En un mundial se quedó en buena posición, si Dios quiere podremos clasificar, habrá una competencia en Arzebayán y se puede dar. Hay que confiar en nuestro trabajo, en nosotras y estar siempre trabajando, es un sueño para mí”, comentó.
Por último Adriana agradeció todo el apoyo de sus papás, familia, entrenadores, amigos, “Quiero agradecer a mi entrenadora Blajaith Aguilar, a la CONADE, al equipo multidisciplinario, a la Federación de Gimnasia, a la técnica Laura Acosta, a mis compañeras, a mis familias y al Instituto de Tamaulipas. a mi entrenadora de aquí Ana Bertha Yáñez, todo ha sido gracias a su apoyo”, finalizó.
Adriana Hernández seguirá con la misma humildad y sencillez que le caracteriza, trabajará duro junto a sus compañeros y hará sacrificios, como siempre lo ha hecho para conseguir ese máximo que tiene que es participar en unos Juegos Olímpicos.