Antes, llegabas a tu casa y buscabas a tu familiar confidente para platicarle lo que te había ocurrido en la calle y te informabas cómo andaba la cosa mientras estuviste ausente. Así hayan sido unas horas.
O te esperabas a las borrachera del viernes, si no era importante o no querías llamarle, para ver a un cuate y preguntarle. Y eran varios días de aguante para saber la verdad de lo que querías saber que a veces se te olvidaba. Y nada más te ponías pedos con ellos y terminabas bien triste por eso.
Hoy en día traes la nota más cerca, el estado más reciente de tu pareja, la foto que te gusta, o la de la morra que te sigue a todas partes. En la pantallita traes tus publicaciones entre la gente que no te conoce y eso que antes no le hablabas a nadie. Andas conectado al Facebook. Por si las dudas andas bañado y peinado por si alguien se quiere tomar una foto contigo y no hacer el ridículo. Como quiera lo haces.
Vas caminando. Hay un alto y le sigues de frente, te atropellan y desde allá- conectado al oxígeno y al “feis”- cumples tu sueño de subir una selfie y que todos te deseen suerte. Y la tienes. Nada grave, pero por las confusiones, hubo esquelas en otro estado diciendo que falleciste, que te nos fuiste.
Si pasaron tres días y no has abierto el “feis” andas como apretando un cigarro en el humo. Necesitas ver, oler, sacar conclusiones, decir, moverte por los muros, estalkear, copiar y pegar, compartir, dar un like, un corazón rojo, un me divierte, o blockear y casi hackear a tu peor enemigo y a tu mejor amigo que al fin de cuentas ahí en el “feis” terminan siendo lo mismo.
Hoy llegas de la calle a tu casa huyendo que no te vea nadie por lo que pusiste en el “feis”. Todo por andar subiendo “memes” y cuente y cuente lo que a nadie le consta. O no quieres llegar a tu casa porque sabes la que te espera por andar de caliente dándole like a la mujer más guapa que sin filtro subió una foto en bikini.
Llega el lunes y vas al trabajo, no viste a nadie pero como quiera llevas todo el chisme y lo que agregaste, por que aparte subiste una foto y crees que todos la vieron, pero ningún like, qué triste.
Todo mundo al ver la pantalla se divierte aunque no tenga chiste. Si no lo tuviese se lo inventan, le hacen un “meme”, le recuerdan un día triste hasta que uno de todos, por más buena gente, hace el ridículo que él mismo consciente.
El mismo facebook tiene para que desarrolles la historia pero como te encanta el chisme la dejas a medias. Y de por sí toda la vida es una verdad a medias. Por ejemplo, te das cuenta que tienes ganas de ir al baño y no es un alucine, es la realidad, si no va te orinas , pero también todo el tiempo te andas muriendo y no te mueres. Te mueres cuando no quieres.
Otras veces la guerra en el “feis” es de declaraciones funestas. Las agarradas de chongo, las patadas y guantadas son ahora la “pic”, el estado que actualizaste, la foto comprometedora, el descubrimiento de un asunto. Y como aquí, como en la vida real, nada es verdad ni es mentira, es con el cristal con que se mira. Todos creen en la mentira que esté más chida.
Hay amigas bien peleadas por algo que postearon en el “feis” y no era para ellas, salió como indirecta. Era para otra. No importa, ya te enojaste. Te caía bien gorda durante toda la primaria que compartió el almuerzo contigo la tonta. Pero no se mortifiquen, esas a los ocho días andan juntas diciéndose cosas bonitas.
HASTA PRONTO.