Apenas hace una semana, en este
mismo espacio editorial comentaba
sobre la necesidad que tiene
el Partido Verde Ecologista de México
(PVEM) de redefinir sus causas para
liberarse de muchas cargas negativas
con miras a reposicionarse como la tercera
fuerza política del país en las elecciones
de 2024, cuando ésta misma semana
desde el Congreso de la Unión se
dio a conocer que arriba al PVEM de
Tamaulipas Ricardo Gaviño Cárdenas,
flanqueado por los legisladores del Verde,
Arturo Escobar y Carlos Puente.
Ricardo Gaviño creció y se formó en
las élites políticas, tanto del Partido
Revolucionario Institucional (PRI) y
del Partido Acción Nacional (PAN); de
hecho su matrimonio tiene una cercanía
muy personal con un expresidente
de México, quien fuera desde Los
Pinos el jefe del actual gobernador de
Tamaulipas, Francisco Javier García
Cabeza de Vaca. Es decir, conoce
muy bien los entresijos de la política
mexicana que no es ningún improvisado
el arraigado en la capital tamaulipeca.
En mis capacitaciones que doy a los
equipos de los candidatos –de cualquier
partido político- siempre enfatizo que
en una campaña electoral siempre brota
lo mejor y lo peor de las personas;
además que las derrotas nunca tendrán
madre, así como los triunfos terminan
teniendo demasiados padres, incluso
hasta los que no participan de forma
directa. En esa marisma de egos,
intrigas, confabulaciones, hasta las
presiones que atacan al centro del
primer círculo del candidato, poco
reconocimiento recibe algunos de sus
mejores generales de guerra.
Unido a Oaxaca cuando arriba desde
la Secretaría de Desarrollo Social y Humano
al gobierno estatal de Alejandro
Murat Hinojosa, ese es justo el caso de
Ricardo. Sin Gaviño Cárdenas poco se
pudiera entender el buen ritmo que tuvo
la campaña electoral del actual líder de
la bancada del PVEM en el Senado de la
República, Raúl Bolaños-Cacho Cué, de
quién fui su coach político por encargo
de la mejor estratega política de latinoamérica:
Gisela Rubach.
Ahí conocí a Ricardo -amigo del
candidato- quien más que administrar
al equipo de campaña, era quien
realmente administró las crisis que se
viven en cualquier contienda. Dotado
de frialdad en la toma de decisiones,
acompañado de una mano izquierda
para una sutil diplomacia, lograba
conciliar egos, intrigas, confabulaciones
y hasta los pequeños éxitos que se viven
conforme avanza el proselitismo por el
voto.
Desde mi experiencia, creo que
el Estado de México te gradúa en la
construcción de estructuras electorales,
pero Oaxaca te especializa en el tacto
para un tejido político estratégico, ese
fue exactamente la preparación que tuvo
Alejandro Murat para reconquistar su
estado natal tras todos los pronósticos
que tenía en su contra.
En un momento muy difícil para
el PVEM en Tamaulipas, que perdió
el registro como partido político en
las pasadas elecciones por los malos
manejos de la anterior dirigencia, ahora
regresa Ricardo Gaviño con un fuerte
reto a sus cuestas, con demasiadas
energías recargadas, pero sobretodo con
una extraordinaria experiencia que solo
brinda el crisol oaxaqueño al vivir su
complejidad política. ¿Y tú,