Con casi nada que festejar, porque la realidad desmiente sus datos, la grey de Andrés Manuel López Obrador amaneció ayer ‘cruda’ por el ‘éxito’ del Grito de Independencia, el primero del tabasqueño, al que llamaron histórico, abrumador y demás apasionados calificativos.
Así es mis queridos boes, y hay que reconocerlo, el grito estuvo bien, fue un éxito, como lo ha sido siempre, porque es el festejo de la Independencia de un país que hoy tiene más de 230 millones de habitantes, muchos bien mitototeros, festivos y sobre todo nacionalistas.
Pero el de la noche del domingo no fue tan diferente a los anteriores como para desatarse como histórico, único, excepcional, porque casi cada año se llena el Zócalo de la CDMX, tal cual se abarrotó ayer.
Al menos en el último siglo, ese pedazo de México al que le caben entre 80 y 90 mil personas ha estado a reventar el día del grito, sin importar si el que lo va a dar es priista o panista y la noche del domingo con uno de MORENA no fue la excepción.
No dudo que muchos, muchísimos seguidores de AMLO fueron a apoyarlo y para ellos fue histórico, pero diferéncialo con tal vehemencia de los anteriores es un despropósito.
Porque además creo que ahí en el Zócalo había hartos, quizá la mayoría, seguidores de la Banda Limón que amenizó el baile después del grito. Como ocurre en los estados con los artistas que se presentan.
En Victoria estuvo Pesado, en Tampico Yuri, en Altamira Pablo Montero y así por el estilo, como ha sido la costumbre.
Histórico si fue que López Obrador y sus estrategas de comunicación hayan ‘escondido’ a los invitados de ‘pipa y guante’ en la transmisión oficial para engañar al ‘pueblo bueno’ y que quedara la impresión de que no hubo gente de la alta en Palacio Nacional para una cena, que tampoco fue callejera, como para justificar la tan nombrada austeridad de la 4T.
Nombre, la realidad es que a los invitados, muchos ex priistas, muchos embajadores, el gabinete, amigos de los hijos de AMLO y demás, que no ganan uno, ni dos, ni tres salarios mínimos, se les ocultó en un pasillo por el que no pasarían las cámaras en la transición que el pueblo pobre vería en la Cadena Nacional que ordenó el Presidente.
Y fue el propio y recién llegado embajador de Estados Unidos Christopher Landau el que en sus redes sociales publicó que disfrutó de un exquisito bufete de comida mexicana, luego comenzaron a circular ayer más imágenes de la fiesta a la que insisto el pueblo no fue invitado.
Eso si, hubo más vivas que con los ex presidentes del pasado reciente, hasta a los héroes anónimos, también hay que apuntar que después de tantas y tantas mañaneras en las que el Peje llama, sin decirlo, al odio entre los mexicanos, en sus gritos no hubo una señal de confrontación y eso si es una buena señal.
Ayer domingo seguía siendo tendencia nacional el festejo de los de MORENA, que en términos generales aseguraban que por primera vez, en un grito histórico el pueblo no se avergonzaba de su presidente.
Me tocó revisar algunas cuentas de twitter, como la de la periodista amloista Martha Zamarripa, a la que le habían comentado más de 1 mil 200 personas su festejo histórico del grito, el 90 por ciento opinaba contra AMLO y se burlaba de la comunicadora, así por el estilo.
Creo que fue un grito, si quieren histórico, para los seguidores de López Obrador, grito que se contuvo al menos 18 años y que la noche del domingo sonó fuerte, sonó emotivo y fue respondido por su pueblo, 80 mil que le acompañaron en el Zócalo, no es mi cifra, es la de Claudia Sheimbaum gobernadora de la CDMX.
Y también hay que apuntar que salvo problemas menores, en el resto del país las ceremonias del grito se dieron dentro de la normalidad, concurridos y festivos.
Acá en Tamaulipas el Gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca hizo lo propio, en una ceremonia ordenada y con la plaza a reventar, como el año pasado y el anterior.
Hubo un espectáculo de luces, mapping, sobre el Palacio de Gobierno, el grito y luego los tradicionales fuegos pirotécnicos, para cerrar con la tocada de Pesado.
Yo destacaría que por primera vez participaron en una ceremonia oficial, al menos masiva, todos los hijos del Gobernador y la señora Mariana Gómez Leal, sus tres hijas que ya todos conocíamos y cuatro preciosos menores, dos niñas y dos niños que legalmente forman parte de la familia García Gómez gracias al buen corazón de ambos.
Del saldo, y esa es otra buena noticia, tanto en el país, como en Tamaulipas no se reportaron incidentes mayores, gritamos lo que había que gritar, bailaron en Victoria, cantaron en Tampico y sin novedad, igual que en el desfile que acá en tierras cuerudas encabezó la Guardia Nacional y que también encabezó Cabeza de Vaca.
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