Prácticamente en esta semana
entraremos en la recta final de un
año que –por decir lo menos- ha
resultado de un pasmo constante para el
empresariado mexicano, lo peor es que
entra mal el último trimestre de 2019
acercando la confirmación de los recientes
pronósticos que hicieran los analistas al
recortar la expectativa del crecimiento de
la economía de México a 0.4 por ciento
para este 2019, con lo que el Producto
Interno Bruto (PIB) del país repuntaría
lentamente en 2020 con probabilidades
hasta 1.3 por ciento, cifras muy lejanas
a las que esperaba el presidente Andrés
Manuel López Obrador.
Dado el comportamiento que ha
presentado la economía en México, es
quizás en este periodo entre octubre y
diciembre cuando se empiece a sentir
más los efectos de la desaceleración en
el ciudadano, resintiéndose más en unos
sectores productivos, que en otros. Es
decir, mientras el segmento constructor de
grandes lotes de viviendas está sumergido
en crisis, continúan trabajando las
constructoras de grandes edificaciones en
las megalópolis mexicanas o las pequeñas
cuadrillas que dirige un “maistro” de
obras muy domésticas. Ni profundizar el
agridulce momento que está pasando el
comercio internacional mexicano, por un
lado bien, por otro mal.
Hasta el momento no se ha visto el
impacto en la economía mexicana del
paquete de 485 mil millones de pesos
que anunció Arturo Herrera, titular de
la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público (SCHP), con la finalidad de
dinamizar tanto la infraestructura, como
las pequeñas o medianas empresas. Una
buena medida para reactivar la economía,
un poco tardía en llegar, pero más lento
está resultando en la aplicación del
presupuesto asignado.
Para dejar en claro, esta desaceleración
hasta ahora tiene componentes internos
por las decisiones de la Presidencia de
la República, más la política económica
aplicada desde el Presupuesto de Egresos
de la Federación (PEF) 2018; sin embargo,
en este trimestre pudieran recibirse
coletazos significativos por factores
internacionales que están por definirse,
que van desde la salida de Inglaterra de
la Unión Europea, la deuda de Italia, la
elección de Argentina, la guerra comercial
entre Estados Unidos contra China, ni que
decir de la eventual guerra petrolera o las
pasmadas negociones para que se firme el
tratado de comercio de México, Estados
Unidos y Canadá.
Sin embargo, la Junta de Gobierno
del Banco de México toma una oportuna
decisión por bajar la tasa con lo que haría
atractiva la inversión.
¿Estarán listos los gobiernos para
emprender correctas narrativas de
comunicación política? Decía Andrés
Manuel candidato que entre más
desempleo, más inseguridad; hoy
la realidad ya rebasó al presidente
Andrés Manuel, pues está creciendo la
inseguridad, también el desempleo, y
más la disparidad de oportunidades;
ahora se abre más la brecha entre el norte
contra el sur, incluso dentro de las mismas
entidades se vive ese desequilibrio, hoy
tiene más prosperidad Nuevo Laredo que
Victoria en Tamaulipas, hay más flujo de
efectivo en Tuxtepec, que en Teotitlán del
Valle en Oaxaca. ¿Cómo impactará en las
economías locales? ¿Y tú, qué opinas?