En México hay de protestas a protestas, todos los días hay manifestaciones por inconformidades de algo, casi siempre por falta de dinero, un día hacen marcha los campesinos, otro los maestros, luego los taxistas o los vendedores ambulantes, de pronto se organizan algunos ediles y encabezaron una protesta fifí, con traje y corbata, con viáticos que seguro alcanzan para el almuerzo en Los Azulejos o El Cardenal, comer en Puerto Madero o cenar en La Ópera y por supuesto dormir bien en un hotel pagado desde la tesorería municipal, eso sí, llegan hasta el zócalo de la CDMX en vuelos directos desde sus lugares de origen.
Las imágenes atípicas nos muestran a un centenar de presidentes municipales molestos por los recortes a los programas de la federación destinados para las ciudades del país, de pronto se volteó el chirrión y muchos de los que no reciben a sus representados en sus palacios municipales, madrugaron para apostarse a las afueras de palacio nacional, ahí les dieron una sopa de su propio chocolate, fueron medio atendidos por funcionarios de segundo o tercer nivel.
En los 32 estados de la república, trabajan como alcaldes cerca de dos mil 500 individuos, de estos, una minoría del PRI, PAN y PRD inició la manifestación que dice representar a todo México, porque van a pelear por dinero para sus representados.
Perdiendo todo protocolo, según ellos poniéndose en los zapatos del pueblo, reclaman las partidas presupuestales que les han quitado, lo cierto es que pagan justos por pecadores, en la línea de la corrupción es en las alcaldías donde se gestiona y se pierde mucho dinero que debería aplicarse para el bien común, prueba de ello son los muchos ediles que ahora mismo están en prisión o en juicio por irregularidades en sus mandatos, además de los actuales, muchos ni cumplen con sus declaraciones 3 de 3, ni dan cabal cuenta del uso del poco recurso que les han dejado. La obra pública municipal por muchos años ha sido la mina de oro para personajes políticos que se han enriquecido a partir de su función.
Aunque, justa es la demanda por más dinero para sus ciudades y urgente lo que apuntaban en sus pancartas “Salvemos a los municipios”, todo quedo en otro espectáculo político.
Piden incrementar a 6 mil millones de pesos el subsidio para el programa de fortalecimiento de seguridad municipal (Fortaseg) y no tener que aportar a gastos de la guardia nacional, el decálogo de sus peticiones fue aceptado en la Cámara de Diputados porque no tuvieron éxito con el Ejecutivo Federal.
Ojalá no quiten el dedo del renglón, que rediman la figura del alcalde, que recuperen el respeto y la confianza de la ciudadanía y sobre todo que sean honestos en el pedir y para dar buenos resultados. Son otros tiempos, la sociedad les demanda seriedad en su actuación y transparencia en el ejercicio del erario.