Apoyados con alta tecnología, con novedosos instrumentos de táctica militar y estrategias modernas para un operativo que no llegó a buen puerto, aceptan a medias su derrota.
Quizás animados por las fechas, las celebraciones paganas de brujas y brujos, o para no quitar el dedo de la llaga sobre lo que más atemoriza a los mexicanos, el pleno del gabinete seguridad nacional, encabezado por su comandante, nos presentó otra verdad histórica, otro error del sistema, otra fuga de película, una historia de terror más, que nos deja con más preguntas que respuestas.
Como el propio presidente nos ha advertido, sobre sus decisiones, solo el tiempo nos dirá si hizo bien o mal, en tanto llega el momento del juicio de la historia, cada vez nos enreda más en se afán de transparencia, que por lo que nos cuenta, aplica para unas cosas y para otras no. Como es el tema de dinero que de manera discrecional se baja disfrazado de apoyos sociales directamente entregados en mano de los beneficiarios.
Pero en el asunto de seguridad nacional, intentando aclarar algunos pendientes, presentó la reconstrucción de los hechos de la detención y pronta liberación de Ovidio Guzmán, pasaron largos días de especulaciones, de dimes y diretes, mensajes contradictorios de funcionarios de primer nivel, enredados en sus propios dichos para no informar con certeza que pasó en Culiacán el 17 de Octubre, fue una presentación histórica en la conferencia matutina, como una precuela de lo que veremos en el Legislativo durante la comparecencia del Secretario Alfonso Durazo.
Apoyados con alta tecnología, con novedosos instrumentos de táctica militar y estrategias modernas para un operativo que no llegó a buen puerto, aceptan a medias su derrota. Pero presuntuosos de su verdad, insisten que la situación hubiera estado peor, sino contienen la crisis a tiempo. Como sea, les ha salido cara la producción para disfrazar un mal tino en las operaciones de seguridad nacional.
Sin aceptar el descredito, los días que vienen les serán funestos, no ha rodado ninguna cabeza y se sostienen en sus dichos, aunque muchos andan como almas en pena, arrastrando cadenas. A la 4T, le están pintando su calaverita.