Evo Morales nació en 1959 en
una familia indígena en pobreza
extrema. Cuatro de sus seis
hermanos no sobrevivieron la infancia.
Cuando tenía seis años su familia emigró
a Argentina para trabajar en la zafra
de la caña de azúcar. Cada mañana la
familia invocaba la protección de la
Pachamama, la madre tierra.
En Argentina Evo ingresó a la primaria.
Se sentaba atrás de todos porque no
entendía el español. Gracias al trabajo
en la zafra su padre pudo comprar un
catre que más tarde le regalaría a su hija
cuando se casó.
Después de un año la familia regresó
a Bolivia y durante un tiempo Evo fue
pastor de llamas. Cuenta que los pasajeros
de los camiones arrojaban cascaras
de naranja y de plátano por la ventana.
El imaginaba que algún día él también
podría viajar así, comiendo naranjas.
Completó sus estudios de secundaria
mientras trabajaba como ladrillero, panadero,
trompetista, entre otros oficios.
Dejó la escuela para hacer el servicio militar.
Evo, con dotes de líder y negociador,
ascendió hasta dirigir a los productores
de coca del país; luego sería diputado y
más adelante líder nacional indígena.
Hago un paréntesis para aclarar que
millones de habitantes de las regiones
altas de Bolivia y Perú mastican o hacen
infusión con las hojas de coca. Es un estimulante
y analgésico ligero que ayuda
a soportar el hambre, el cansancio, y el
mal de altura. Se emplea desde hace milenios
en rituales religiosos indígenas. En
Perú su uso se ha declarado patrimonio
cultural. En ambos países se controla la
producción para desalentar su refinamiento
en cocaína; un lujo de ricos.
En 2002 Evo perdió la presidencia
de Bolivia por un pequeño margen (1.6
por ciento de los votos), en una elección
teñida de sospechas de fraude. En 2006
volvió a ser candidato y ganó de manera
abrumadora.
Bolivia ha sido un país de muy difícil
gobernabilidad. En 1982 un presidente
completó su mandato; desde entonces 10
presidentes no lo consiguieron. Los cuatro
presidentes anteriores a Evo duraron
en promedio 13 meses una semana, el
inmediatamente anterior estuvo 227 días
en la silla presidencial.
Así que ser presidente durante 14
años es un hecho histórico; nadie había
logrado permanecer tanto tiempo y
mucho menos manteniendo un clima
predominantemente de paz social. Este
largo periodo fue interrumpido por el
golpe de estado número 189 en la historia
de Bolivia.
¿Qué ocurrió en los 14 años del gobierno
de Evo?
Dicen que Evo Morales ha sido el
primer presidente de Bolivia que parece
boliviano. Siendo indígena y con poca
educación le vaticinaban un mal desempeño.
Sin embargo su presidencia,
en realidad tres periodos, se significó
por el auge económico, con una tasa de
crecimiento cercana al 4.5 por ciento
anual mientras América Latina lo hacía
al 1.6 por ciento. El producto per cápita
se duplicó en los primeros ocho años
de su gestión. Por eso el Banco Mundial
reclasificó a Bolivia de país de ingresos
bajos a medios.
Lo más importante es que los
beneficios de ese crecimiento no se
concentraron en pocas manos, sino que
redujeron la pobreza mucho más que
en ningún otro país latinoamericano. La
pobreza extrema se redujo del 38.5 por
ciento en 2005 al 15.2 por ciento en 2018;
la pobreza moderada bajó de 60.6 a 34.6
por ciento de la población en el mismo
periodo.
Ayudó mucho el auge internacional
de los precios de las materias primas.
Pero no se habría aprovechado sin la
nacionalización de los recursos naturales:
gas, otros hidrocarburos y minería. Y
sin liberar a Bolivia de la tutela del Fondo
Monetario Internacional.
Otro factor es que Bolivia evitó la
apreciación de su moneda mediante
la regulación de flujos financieros y un
control flexible de la paridad cambiaria.
El país contó con una moneda barata,
competitiva, que le permitió elevar
salarios. Bolivia acumuló importantes reservas
internacionales generadas por sus
exportaciones y no por endeudamiento
financiero.
Su modelo de desarrollo, en palabras
del vicepresidente, Álvaro García Linera
(ahora en México), es heterodoxo, un
capitalismo con fuerte presencia del
Estado. Apostamos, dijo, a las exportaciones
donde nos conviene y protegemos
nuestra industria y mercado interno
donde necesitamos.
Dos han sido los factores centrales del
reciente golpe de Estado. La economía
de Bolivia mantiene una alta dependencia
de las exportaciones de materias
primas. En un contexto de bajo
crecimiento mundial y caída de precios
de las materias primas, se redujeron los
ingresos y el gasto público, así como la
posibilidad de generar empleos. Esto en
una sociedad donde el buen crecimiento
ha generado altas expectativas. .
Lo segundo es una disputa histórica
de la sociedad boliviana; un conflicto
económico, social y religioso asociado
a un profundo racismo.
Evo se reconoce cristiano de base
y también practica el culto a la Madre
Tierra, Pachamama. Impulsó el laicismo
y defendió que los estudiantes de
las escuelas públicas pudieran optar
por no estudiar catolicismo. En 2008
la iglesia católica apoyó públicamente
un levantamiento armado en las zonas
más ricas y blancas del país. En 2009 el
catolicismo dejo de ser culto oficial del
Estado y se reconoció la plurinacionalidad
del país e importantes derechos
indígenas.
En 2015 el Papa Francisco visitó Bolivia
y dijo: queremos un cambio real,
un cambio de estructuras. Este sistema
ya no lo aguantan los campesinos, los
trabajadores, los pueblos. Y tampoco
lo aguanta la hermana Madre Tierra.
Entonces Evo declaró: Ahora si tengo
Papa.
Esto no lo aceptan las elites bolivianas
fundamentalmente blancas y
católicas. Es muy representativo que
la autoproclamada, es decir espuria,
presidenta de Bolivia, Jeanine Áñez,
dijera que con ella regresaba la biblia
al palacio de gobierno. Y ciertamente
llevaba una gran biblia en la mano. Más
tarde tomó juramento a su gabinete
frente a la biblia, velas encendidas y un
crucifijo.
Jeanine Añez ha dicho que hay que
desterrar a los ritos satánicos indígenas
y que los indios no deben vivir en las
ciudades. De ser por ella, Bolivia puede
entrar en un grave conflicto racial y
religioso.
Evo Morales en una actitud humanista
y responsable renunció para
evitar violencia y muertes. Escapó
porque su vida estaba en fuerte riesgo.
El gobierno de México se comportó con
enorme dignidad frente a las presiones
norteñas que tanto dificultaron la salida
de Evo. La OEA quedó de nuevo cuestionada
por su complicidad, declaraciones
sesgadas y sin fundamento.
Ahora en México se publicita en
los medios la mezquindad de nuestra
derecha que se siente amenazada por
el ejemplo de Evo.
Lamentablemente este evento
golpista no ha terminado. Por un lado
la agresión contra los indígenas apenas
empieza. En una perspectiva legal la
renuncia de Evo no ha sido aceptada
por el congreso; al que se le impide
reunirse. Y mientras las ciudades y
barrios blancos celebran, las organizaciones
indígenas no están amarradas
de manos y se empiezan a movilizar.
Ojalá y en Bolivia se celebren las
nuevas elecciones anunciadas y sea
por la vía democrática que se resuelvan
los diferendos y se restablezca el orden
legal.