Las gasolineras, como las notarías públicas, las agencias aduanales y otras productivas franquicias, fueron por mucho tiempo premios para políticos que sirvieron al sistema sin límites ni condiciones.
Hoy mismo, muchos de ellos, sus herederos sobre todo, están en apuros porque son uno de los frentes investigados por la Fiscalía General de la República en relación a la corrupción que dominó por décadas en Pemex.
Ya se sabe que dentro del mismo circuito de negocios de la empresa se saqueaban los depósitos de gasolina para venderla a los gasolineros como “entregas” extras, fuera de todo control fiscal o contable.
Se sabe también que durante años las máquinas fueron “arregladas” para entregarle al consumidor litros de 800 mililitros y que este lucrativo negocio involucraba a altos funcionarios, burocracia intermedia y expendedores del combustible que se se dividían las enormes ganancias.
En tiempos más recientes prosperaron las asociaciones forzosas y en algunos casos voluntarias con los “huachicoleros” que chupaban de los ductos y de las mismas instalaciones de Pemex.
¿Cuántos personajes destacados del mundo de los negocios van a pagar las consecuencias de este ilícito? Nadie sabe pero lo cierto es que ya se empieza a sentir la mano de la FGR, que ha recibido las denuncias de Pemex y de PROFECO.
Nomas para que tenga usted una idea de la magnitud del saqueo, van algunas cifras: Tamaulipas es el estado con más gasolineras investigadas por la UIF por vender combustible robado: 13; y además se congelaron las cuentas de 33 personas ligadas al negocio.
A la par se ha mantenido la detección de tomas clandestinas en el estado: 110 en los primeros nueve meses del año. Y en las gasolineras señaladas por la Profeco, se estima que le roban al cliente un 10% de cada venta.
Ya veremos si las cosas van en serio, o esto termina en aquello de “mucho ruido y pocas nueces”.