BUENOS AIRES.- Era el 1 de febrero de 1995 cuando la pequeña Marina Fernanda, de tan solo 4 años de edad, fue secuestrada y separada de su madre por una supuesta venganza entre grupos rivales de narcotraficantes, en la ciudad argentina de Marco Paz.
Sin embargo, 24 años después, gracias a la labor incansable de su madre buscándola a través de redes sociales, el reencuentro que parecía imposible ha sucedido al fin.
«Hola hija, quiero que sepas que te sigo buscando, te arrebataron de mi vida cuando tenías 4 años», escribió la madre de Marina en su cuenta de Facebook.
Con una gran serie de detalles sobre su nacimiento de su hija, sus familiares y el día de su desaparición, la madre inundó las redes sociales. Su búsqueda se viralizó rápidamente con el apoyo de diversas páginas de Facebook, buscando a Marina Fernanda Aragunde por todass partes.
Gracias a este nivel de difusión, la publicación llegó a los ojos de Maria a principios de abril de este año, tras lo cual decidió contactar inmediatamente a la mujer que decía ser su madre biológica.
«Me reconozco en una foto de Facebook en el grupo ‘¿Dónde estás?’. Hablo con ella por privado y le empiezo a brindar muchísimos datos», explicó la joven de 28 años.
Tras encontrarse desaparecida por 24 años, la joven explica que fue rebautizada por sus captores como Valeria, y que desde que contactó a su madre as dos han comenzado a recibir amenazas, al igual que su hermana menor, de 13 años de edad.
Marina no ignora lo que sucedió, asegura que la razón por la que fue raptada aquel febrero lejano fue por una venganza contra su abuelo, quien junto a su padre integraban una banda dedicada al robo de comercios y el narcotráfico. Siete meses después de su secuestro, ellos fueron detenidos.
«A mí me secuestraron y me vendieron. Se compró en Mar del Plata, en Migraciones, una identidad falsa. Fue un ajuste de narcos entre mi abuelo y paterno y estas personas que me secuestran y me venden», explica.
Pese a que las infructuosas búsquedas e investigaciones realizadas por las autoridades y organizaciones civiles, la madre, Marina Beatriz Aragunde, de 46 años, nunca se dio por vencida; no dejó de buscarla por todos lados.
«Siento que mi hija está viva», decía la mujer al ser entrevistada por un medio local.
La búsqueda dio frutos. Con una publicación que parecía una botella lanzada al océano, Beatriz logró que llegara hasta los ojos de su hija y fuera ella misma quien la contactara.
Tras un emotivo reencuentro que las llevó a las lágrimas, Marina ha regresado con su madre y ha comenzado con los trámites legales para recuperar su verdadera identidad. Junto a esto llegaron las amenazas, que pese a todo no logran amedrentar a la madre y su hija, decididas a no separarse nuevamente.
«Tengo miedo. Mucho. Pero el miedo no me va a detener», sentencia la joven.
CON INFORMACIÓN DE DEBATE