Querido Santa: Tal vez debería escribir querida, pues creo que por la magia de deidad que te envuelve, la bonhomía que representas y lo organizado que eres para cumplir con todos, te asemejas más al género femenino que al masculino, en fin, te crearon así para gozo de las fiestas navideñas, pero en mis sueños creo que como jefa de familia, administradora del hogar o multitareas eres la responsable de que prevalezca la ilusión en los niños de cada casa.
En esta navidad, deseo un vestido rojo, con zapatillas a tono y que sea lo suficientemente corto y cómodo para transitar por el parque, la calle o los espacios públicos, pero con igual vehemencia te pido que ilumines a los machos que se me cruzan en el camino, no quiero ser agredida con la mirada lasciva, el verbo hiriente o el manoseo que acecha a las mujeres que diariamente tienen que pensar bien lo que van a ponerse, pues no es decisión fácil salir a la jungla construida por el patriarcado. Basta ya del acoso callejero.
Me gustaría también que dotes de más empatía a los varones con los que trabajo, que se sienten amenazados por mi presencia y actúan como cavernícolas defendiendo territorio o atacando como predadores y compitiendo por una presa, ojala los hicieras entender que hombres y mujeres podemos trabajar en paz, sin sexualizar la convivencia, sin acoso laboral, sin violaciones, ni intimidación. Basta ya del acoso sexual, laboral y digital.
Te pido que envíes destellos de iluminación a nuestros gobernantes, los servidores públicos encargados de las leyes y las políticas públicas que siguen disparejas en este país, para que tomen mejores decisiones, con visión de género y se cambie la forma de administrar la justicia y el progreso social, porque hasta ahora de entre los más pobres las que padecen más son las mujeres, de entre los más olvidados las más humilladas son las mujeres y el rezagos histórico por la igualdad de género prevalece por los malos políticos que no entienden. Basta ya de inequidad, queremos los mismos derechos que los hombres, ni más ni menos, iguales.
Que esta navidad Querido Santa: las familias que no pueden estar reunidas porque les falta la madre, hermana o hija víctima de feminicidio o desaparecida, encuentren consuelo para aceptar los difíciles momentos que toca vivir, pero que además tengan la justicia terrenal que se requiere para reconciliarse con el mundo en paz. Basta de impunidad.
Que las mujeres que aún no lo saben, se den cuenta que estar atrapadas en relaciones violentas no es normal, que deben apropiarse de sí mismas para empoderarse y revalorarse, que pueden pedir ayuda y salir de los círculos viciosos donde la violencia crece, después del primer insulto o golpe. Basta ya de violencia en el hogar.
Por mí y por todas las de mi género, conduélete, estamos enojadas a rabiar por las que no están y los derechos que nos faltan por conquistar.
Y que esta noche mágica, en la mesa, la palabra y el debate no sea por los políticos corruptos, fallidos o en fuga, sino por las luchas feministas que buscan cambiar nuestra historia, la de todas, la de todos.