En materia de salud el deseo y la meta más anhelada está fijada desde al menos hace 18 años: cobertura universal para todos los mexicanos. Lo que implica acceso por igual a la atención médica y a las medicinas.
Inicia un nuevo año, nueva década y una administración federal, de extracción morenista, que se ha fincado la idea de ir por una Cuarta Transformación del país y ha fijado sus ojos en salud. Hacen bien, pero ojalá que lo hagan correctamente para que la cobija de la salud cubra parejo a todos.
Hasta el momento no se ha logrado alcanzar este sueño, ni con el Seguro Popular. Veremos si se logra con el recién creado Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).
Porque en los últimos meses todo se ha dirigido a fortalecer los centros de salud y las unidades médicas del IMSS Bienestar, que si bien son las más rezagadas y en donde se concentra la población más pobre del país, no hay que perder de vista que también en las zonas urbanas hay muchas carencias en salud.
Otro deseo largamente reiterado, año con año, es que cuando lleguen los pacientes a cualquier hospital, sea en zona rural o urbana, del Instituto Mexicano del Seguro Social, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) o Secretaría de Salud, sean atendidos con calidad y eficacia.
Que no tengan que estar esperando horas y horas para ser atendidos y que haya camas suficientes, porque basta ir a cualquier área de urgencia para ver a pacientes que llevan días sentados en sillas porque no hay camas.
Un deseo más es que cada paciente, sin importar su condición económica, pueda tener sus medicamentos.
Otro es que al personal de salud se le incrementen sus salarios, pero a la vez también sean sensibles al dolor del paciente, porque así como hay médicos con ética profesional y muy humanos, hay muchos que lucran con el dolor o, simplemente, ya se alejaron de su juramento hipocrático.
Se termina un año muy sui generis para el sector salud. Si se calificara este año es como si hubiera tenido un sismo. Desapareció el Seguro Popular y muchos programas que, para las autoridades de salud, se duplicaban o no tuvieron la eficacia para atacar los problemas de salud.
Hoy se vive toda una reingeniería en salud con miras a mejorar la atención médica de millones de mexicanos. Fue todo un año de hacer diagnósticos, de cambiar, de equivocarse, de quitar, de crear nuevas áreas.
En estos momentos las autoridades de salud ya saben lo que tienen, lo que les hace falta y lo que deben hacer para lograr la meta presidencial de acceso universal de salud y medicamentos gratuitos.
Mi deseo es que lo concreten, que México alcance un sistema de salud como el de los países nórdicos o de perdida como Colombia o Uruguay. Creo que es un clamor generalizado y una deuda que se tiene desde hace mucho tiempo. La salud es lo más valioso que una persona tiene, sin ella, no hay nada.
Mi último deseo es que el secretario de Salud y todos los funcionarios del sector no se encierren en su cápsula e informen lo que hacen y lo que pasa en torno a éste tem; que no les gane la indiferencia y la apatía.
Ojalá corrijan y atiendan la filosofía de transparencia que pregona el Presidente en este 2020.
ABATELENGUAS
Hablando de desinformación. Alguien debería tener la más mínima sensibilidad de salir a explicarle a la población de a pie, a la más desprotegida, cómo va a funcionar el nuevo Insabi, que sustituye al Seguro Popular, porque sus afiliados y la población en general no saben quién los va a atender en este 2020.