CHINA.- A medida que aumenta la cifra de fallecidos por el denominado coronavirus en China, que hasta el viernes sumaba 26 víctimas, el miedo y la incertidumbre se apoderan de los ciudadanos, quienes vieron paralizada la celebración del Año Nuevo Lunar, considerada la más importante del país. Esto porque las autoridades prohibieron realizar grandes reuniones y cerraron las principales ciudades chinas por la cuarentena en un intento por contener el brote y así evitar nuevos contagios.
Wuhan, urbe de 11 millones de habitantes y desde donde surgió el virus hace casi cuatro semanas, fue “sellada” desde el jueves y nadie puede salir. Sin embargo, era solo el inicio ya que al menos 13 ciudades cercanas a la zona 0 del brote han sido bloqueadas en las últimas horas lo que se traduce en una restricción de viajes que afecta a más de 30 millones de personas.
Ante la magnitud de la enfermedad que según expertos tiene síntomas similares a la neumonía, el gobierno de Xi Jinping movilizó a médicos militares para que colaboren con la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Pulmonar de Wuhan. Según el diario South China Morning Post, al menos 40 especialistas han comenzado a colaborar y ante la rápida propagación del coronavirus el Hospital General del Ejército Popular de Liberación de Beijing enviará un mayor contingente en los próximos días.
A contrarreloj, las autoridades comenzaron a construir un centro hospitalario con capacidad para mil camas al oeste de la cuna del mortal coronavirus, que estaría listo el 3 de febrero. Es tal el apuro para finalizar el recinto de 25 mil metros cuadrados que los trabajadores estarían recibiendo “tres veces su salario habitual”: cerca de US$ 173 diarios.
En China se registran más de 900 casos del virus, originados en 29 de las 31 provincias del país, pero la enfermedad no solo ha llegado hasta los países vecinos en Asia como Tailandia, Singapur, Corea del Sur y Japón, sino que aterrizó en Estados Unidos con dos casos y en Europa con tres contagiados en Francia.
La latente amenaza generó un pánico colectivo en los habitantes de Wuhan, que se volcaron a los supermercados para obtener provisiones. En las redes sociales comenzaron a circular videos de estantes vacíos en negocios lo que aumentó temores de una posible escasez de alimentos y suministros médicos durante el segundo día de “encierro” de la ciudad donde es obligación utilizar mascarillas en público y hasta un simple estornudo se transforma en una alerta.
Wang Xiaodong, gobernador de la provincia de Hubei, que alberga Wuhan, intentó calmar a la población señalando que hay “suficientes” alimentos para la ciudad y que están recibiendo ayuda de provincias cercanas. “Debemos frenar decididamente la propagación de la epidemia a otros lugares. Esta es una gran responsabilidad que debemos asumir”, señaló Xiaodong a la prensa local.
Un Año Nuevo diferente
El virus desconocido hasta ahora eclipsó las vacaciones de siete días por el Año Nuevo Lunar, según la BBC “la mayor migración humana en el planeta” y en la que las autoridades habían estimado que se realizarán alrededor de 3.000 millones de viajes, de ellos 440 millones eran en tren, ya que la mayoría de las personas viajan para reunirse con familiares y amigos, y cumplir con tradiciones como cocinar o lanzar fuegos artificales a medianoche. La mayoría de las personas debieron quedarse en sus casas para evitar contagios.
Las autoridades chinas cancelaron todas las celebraciones por la festividad en Macao y en otros puntos del país. A esto se suma el cierre indefinido de atracciones turísticas como la Ciudad Prohibida, el antiguo Palacio Imperial en Beijing; Disneyland en Shangai; y una parte de la Gran Muralla China
Según el diario The New York Times, el brote de rápida expansión ha alimentado los temores de una pandemia mundial. Ante esto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) intentó poner paños fríos frente a la atención internacional que ha tenido la enfermedad.
“No se equivoquen, esta es una emergencia en China. Pero aún no se ha convertido en una emergencia de salud global. Todavía puede convertirse en una”, dijo el director de la OMS, Tedros Adhanom.
Por esto, los aeropuertos internacionales implementaron medidas especial es como el control de temperatura en los pasajeros, para evitar la llegada del coronavirus a otros países.
La enfermedad resucitó el “fantasma” del Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS), brote que generó la muerte de más de 800 personas entre 2002 y 2003.
CON INFORMACIÓN DE LATERCERA