Un día después del golpe político contra Yeidckol Polevsnky, las aguas al interior de Morena están lejos de apaciguarse, y como se anticipaba desde ayer, el partido que detenta el poder en México amaneció hoy con dos dirigentes, a saber cuál de los dos sea el espurio y cuál el legítimo.
En Tamaulipas, desde luego, nadie recogió el guante, y salvo contadas excepciones, ninguno de los supuestos liderazgos del partido quiso emitir opinión alguna, suponemos, porque ni ellos saben cómo viene la línea desde Palacio Nacional.
Nadie sabe por ejemplo, dónde están o qué hacen los dos dizque dirigentes de los órganos oficiales con que cuenta Morena en la entidad: Enrique Torres, presidente del Comité Ejecutivo Estatal, y Jaime Oyervides, quien se ostenta como titular del Consejo Político.
Ayer ninguno dio señales de vida, ni hablar de fijar una postura sobre lo que ocurrió el domingo en la Ciudad de México y qué rumbo tomarán el Comité y el Consejo en Tamaulipas. Lo que se sabe de Enrique Torres es que a estas alturas ni él sabe a quién responde, y de Oyervides, se presume una evidente cercanía con Bertha Luján y el “JR” , otro que -fiel a su costumbre- anda desaparecido.
La crisis del Movimiento de Regeneración Nacional también tendrá sus repercusiones en el Congreso del Estado, donde la bancada de ese partido nació fracturada, entre los que siguen a Yeidckol, quien había designado a Carmen Lilia Canturosas como la coordinadora de la bancada, y quienes le dieron el madruguete a la neolaredense, alineados con los poderes locales, y por lo tanto a Bertha Luján.
Por lo pronto, al reiterar que no se involucrará en el pleito interno de su partido, ayer el presidente confirmó que no tiene mayor interés en defender a Polevsnky para que se sostenga en el cargo. Al parecer, su dirigencia tiene los días contados.