Nuevo capítulo en la telenovela de Morena: ayer el Instituto Nacional Electoral reconoció a Yeidckol Polevsnky como secretaria general en funciones de ese partido y a otros ocho funcionarios como parte de su estructura dirigencial.
Se trata de un triunfo, oxígeno puro, para la polémica política-empresaria que se aferra con uñas y dientes a la posición que el Consejo Político de Morena le quitó para ponerla en manos de manera interina de Alfonso Ramírez Cuellar.
Va una breve recapitulación de los últimos hechos en torno a la dirigencia morenista: desde el año pasado, un grupo de militantes encabezados por la Presidenta del Consejo Nacional, Bertha Luján, busca renovar la dirigencia nacional.
Yeidckol había evadido el golpe hasta el mes pasado, cuando se consiguió el quórum para realizar un Congreso Nacional que votó por quitarla del cargo por un presidente interino que conduciría el proceso de renovación de la dirigencia.
Pero con el reconocimiento del INE, ahora tocará a Alfonso Ramírez Cuellar convencer a los consejeros de que él es el presidente legítimo de su partido, y le corresponde a él encausar la relación con el árbitro electoral, y aún más importante, gozar del control financiero de las prerrogativas.
En medio del desconcierto generalizado al interior de Morena, el viernes los dirigentes de Tamaulipas ya le habían bajado el dedo a Yeidckol para sumarse alegremente a la gestión del interino.
¿Cuál será el siguiente episodio de este culebrón que no da ni un respiro? Podemos aventurar muchas hipótesis, pero una cosa es evidente, a un año de su llegada al poder el Movimiento de Regeneración Nacional avanza sin pies ni cabeza al próximo proceso electoral en el que estará en juego, es ni menos que la mayoría legislativa para la segunda mitad del sexenio obradorista.