El Instituto Nacional Electoral vive tiempos complejos. La oposición acusa una embestida desde el gobierno federal para restarle autonomía y el mismo consejero presidente, Lorenzo Córdova, ha deslizado esta percepción.
Así justifica la reelección adelantada de Edmundo Jacobo Molina como, Secretario Ejecutivo del Instituto, cargo que asumió desde el 2008 y que ahora ostentaría hasta el 2026. Es decir, ocuparía esa posición por 18 años en total.
El madruguete de Córdova y sus consejeros se habría dado porque con la próxima llegada de cuatro nuevos miembros al Consejo -suponen, representantes de la 4T- se complicaría la permanencia en el cargo de su mano derecha.
Dicho de manera simple: lo del INE fue una movimiento político con todos sus letras y abrió un debate que retrata muy bien el momento político que vive el país.
Para muestra, las discusiones de todos los días en las redes sociales, como ésta entre dos asiduos tuiteros. El ex titular de la Cofetel, Mony de Swaan cuestionó la estrategia de Córdova: “No tengo la más mínima esperanza de los perfiles que postule MORENA (como tampoco la he tenido de otros perfiles, postulados por otros partidos). Reelegir a Jacobo fue una jugarreta política, impropia de una autoridad electoral”.
Desde la vereda de enfrente, respondió el perredista Fernando Belaunzaran: “En normalidad democrática sin duda, Mony. Pero estos son tiempos excepcionales en los que peligran las instituciones de la transición. ¿Te imaginas lo que va a hacer eso con los cuatro nuevos oficialistas? El retroceso es real y no se le resistirá con éxito desde la ingenuidad”.
Así andan las cosas en el organismo que tiene la tarea de conducir el próximo proceso electoral, incluida una supervisión de las elecciones locales, y que apenas hace unas semanas designó al presidente del Instituto Electoral de Tamaulipas. Se va a poner bueno.