CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.-Más de dos décadas han transcurrido desde que pasó por aquí el último tren de pasajeros. Desde entonces, la vieja estación del Ferrocarril sobrevive estoica, pero abandonada, como una ventana al pasado de una ciudad que ya no es la misma.
Son muchos los proyectos para rescatarla que se han ido archivando: convertirla en un museo, reactivar su operación como oficina, y muchas otras ideas que no han prosperado.
Hoy, su estructura centenaria luce fuerte, pero los herrajes, la madera, los adornos que alguna vez la embellecieron, perdieron la batalla contra los embates del tiempo.
La protección oficial del INAH por tratarse de un edificio histórico no ha sido suficiente para rescatarla del abandono.
El crecimiento desordenado a su alrededor ha conseguido opacar al edificio,
cuya estructura central data de 1893, pero que sufrió adecuaciones al paso de los años para convertirse con el tiempo en un símbolo de la arquitectura regional del siglo XX.
Sobreviven las viejas construcciones en los patios del ferrocarril; la bodega, el taller desmantelado y otras construcciones que servían para el personal de los trenes.
El inmueble y los predios pertenecen a Ferrocarriles de México, lo cual no necesariamente facilita una intervención para restaurar el edificio.
El INAH Tamaulipas tiene en su poder varios proyectos de este tipo. Incluso en el 2014 se autorizaron los trabajos para la empresa ABC Soluciones en Arquitectura y Restauración, sin embargo estos nunca se fondearon por lo que no se llevaron a cabo.
Más recientemente, se intentó replicar el Museo del Ferrocarril que se abrió en la vieja estación de Matamoros. Pero hasta el momento nada se ha conseguido.
Así, esta joya arquitectónica ve pasar el tiempo, como una clara advertencia para los victorenses: protegerla y devolverle la vida es una de las últimas oportunidades que tiene la ciudad para rescatar aunque sea un poco de su tesoro cultural.