A un par de días de que el Gobernador rinda su cuarto informe, el momento que vive el país sugiere una buena cantidad de temas que podrían ocupar los momentos más importantes de su mensaje.
Pero, igual que desde su toma de posesión, el de la seguridad sigue siendo el prioritario para Tamaulipas. Porque no está de más recordarlo: el desarrollo económico de la entidad solo puede explicarse a través de la recuperación de la confianza.
Apenas el miércoles, el mandatario presidió la graduación de 246 cadetes que se integran a las fuerzas de seguridad estatales, que suman ya cerca de 7 mil elementos divididos en diferentes áreas.
A finales del año pasado, el estado de fuerza de la Secretaría de Seguridad Pública estaba integrado por 4 mil 808 integrantes de las instituciones de la Policía Estatal y Policía Auxiliar, 701 de Vigilancia, Custodia y Seguridad, otros 761 forman el personal administrativo y 185 integran el staff de la dependencia de seguridad.
La cifra actual se dimensiona si se compara con la que había en el 2016. La actual administración recibió apenas 2,500 policías estatales, es decir en poco más de tres años se incrementó casi en un 100% el número de efectivos.
La meta para el 2021es llegar a 6,800 policías estatales certificados, a un ritmo de 900 cadetes graduados cada año de la Universidad de Seguridad y Justicia.
Este y otros factores han ayudado a que se modifique el mapa delictivo. Después de ocupar durante varios lustros los primeros lugares en delitos de alto impacto como el homicidio y el secuestro, actualmente el estado ocupa el lugar número 23 en incidencia delictiva. Por primera vez en más de una década, Tamaulipas salió de los primeros 15 lugares en asesinatos.
Huelga decir que falta mucho por hacer, sobre todo porque, como hemos visto en otras entidades durante los últimos meses, la violencia no admite tregua alguna. Pero por lo pronto, el recuento hasta el momento arroja un saldo favorable.