La problemática sanitaria y, por tanto, económica, generada por el coronavirus en México va para largo. Esto no se va a terminar en dos o tres semanas, ni en un mes. Esto se va a prolongar hasta septiembre y octubre.
Esto lo dijo el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell, en una entrevista realizada el viernes pasado por Joaquín López Dóriga, en su noticiario vespertino que se transmite por TeleFórmula.
Cuando el experimentado periodista preguntó al funcionario sobre los tiempos del Covid-19 en territorio mexicano, López Gatell respondió que el sistema de salud se prepara para afrontar y combatir una epidemia larga.
Incluso, precisó que será en junio cuando se registre la mayor cantidad de casos de la enfermedad que ha puesto de cabeza al planeta. Esa tendencia, según el pronóstico, se mantendrá en los primeros días de julio.
Será hacia finales del mes de julio, cuando la curva de la pandemia descienda y los casos disminuyan. Por tanto, en agosto comenzará a verse la luz en el túnel.
Sin embargo, López Gatell subrayó que la problemática se prolongará a lo largo de septiembre y octubre, aunque con un menor número de casos. Incluso, la detección de contagios -se espera que sean los últimos- podría darse hasta noviembre.
Eso fue lo que comentó en esa entrevista el subsecretario de Salud y vocero sobre la tendencia de la enfermedad en el país. Así vienen las cosas.
De hecho, con el anuncio oficial de que México ingresó a la Fase Dos de la pandemia, en la que se registran cientos de casos por medio de la transmisión comunitaria y, por desgracia, los primeros fallecimientos, se confirmó el avance de la enfermedad y se reconoció que viene el periodo en que los contagios se multiplicarán por miles.
Bajo esa perspectiva, será a mediados o finales de abril, cuando inicie la Fase Tres de la contingencia y las autoridades sanitarias tomen medidas todavía más estrictas a fin de evitar que la cantidad de casos graves rebasen la capacidad hospitalaria y, en particular, de terapia intensiva.
Esos tiempos indican, por tanto, que el regreso a clases en los distintos niveles educativos no se dará, como se tiene programado, el 20 de abril. Eso no sucederá.
Para esa fecha, la dinámica de los contagios registrará un notorio y acelerado incremento, el cual apuntaría a ser más alto si no se hubiera tomado la decisión de suspender la actividad escolar y la realización de eventos masivos, así como el cierre de cines, bares, antros, museos, gimnasios y demás.
La Secretaría de Educación Pública ya deberá estar analizando lo que hará para concluir el periodo escolar 2019-2020 en primarias y secundarias. Lo mismo deben contemplar preparatorias, escuelas tecnológicas y universidades, las públicas y las privadas.
Tal vez, las escuelas, en todos sus niveles, retornen a las aulas, para tomar clases presenciales, en septiembre, en el siguiente año escolar, con los múltiples cuidados que deberán tomar maestros, estudiantes y padres de familia a fin de evitar una nueva ola de la enfermedad (justo en el momento en que ya debería estar controlada la transmisión del virus).
La suspensión de actividades gubernamentales, en sus tres niveles, también se prolongará. Tampoco habrá funciones de cine, ni bares abiertos y menos se jugarán partidos de fútbol. Nada de eso. Los meses que vienen serán de contingencia. Se insiste: esto va para largo.
Además, será interesante ver cómo se desarrollan los procesos electorales de Coahuila (renovación del Congreso del Estado) e Hidalgo (donde se jugarán las presidencias municipales). El día de la elección es el 7 de junio, mes en que se contempla el mayor número de casos de coronavirus en México.
Las preguntas son inevitables: ¿Cómo se van a realizar las campañas en Coahuila e Hidalgo? ¿Cómo van a pedir el voto los candidatos? Seguramente no habrá eventos masivos. Ni siquiera las reuniones pequeñas están aseguradas. ¿Toda la comunicación será a nivel digital?
Y la pregunta crucial: ¿Será conveniente posponer este par de elecciones? Si se posponen, ¿hasta cuándo? Lo más probable es que se aplacen los procesos electorales en Coahuila e Hidalgo. Ya habrá tiempo para la competencia democrática. Ahora, la prioridad es otra: la salud de la población.
Así vienen los tiempos de la pandemia en el país. Ya veremos, en su momento, la decisión que tome la Secretaría de Salud para decretar la Fase Cuatro, que es la etapa que establece ‘el regreso a la normalidad’. Ojalá y sea antes de octubre o noviembre. Ojalá.
Pero, se reitera, apenas vamos en la Fase Dos y lo más difícil se suscitará en los próximos tres o cuatro meses, sobre todo entre mayo y junio.
El distanciamiento social y quedarse en casa, como lo han repetido en muchas ocasiones las autoridades sanitarias, serán fundamentales para reducir los contagios y administrar el riesgo que produce la enfermedad.