“De este ejemplo ajeno, el gobierno mexicano tomó la experiencia. A ello obedece su estrategia anticipada.
No estaremos exentos del virus porque ya somos parte del problema, sin embargo existe confianza en que los efectos sean menores a los padecidos en otros lugares”
La mañana de este martes el presidente López Obrador envió un mensaje de aliento y esperanza a la nación. Recordó que a través de su historia, México ha soportado y superado las más severas crisis. Y no todas de tipo biológico.
Guerras civiles, invasiones, dictaduras, falsas monarquías, corrupción e inmoralidad, etc. Y siempre ha salido avante.
Ahora mismo, el supremo gobierno, contando con las mayorías que votaron a su favor, hace extremos esfuerzos por rescatar la república de las voraces garras del neoliberalismo depredador…y se va logrando.
México es fuerte, por lo que no existe duda, que saldrá bien librado de la pandemia que nos acosa.
Antes de la invasión gachupina el mexica era un pueblo sano. Y no lo hubieran vencido, de no ser por la viruela que los atacó durante la última batalla antes de rendir Tenochtitlan el 13 de agosto de 1521; y desde luego, la traición de los tlaxcaltecas, texcocanos y cholultecas, entre otros de los pueblos sojuzgados por los aztecas.
Por supuesto también contaron las armas avanzadas para aquel tiempo, incluidos cañones y los caballos de batalla que sorprendieron a los indígenas, que al principio los confundieron con venados de poderosas proporciones.
Es sabido que Cortés cargó con lo peor de los aventureros ibéricos (muchos de ellos ex presidiarios), quienes llegaron a América portando enfermedades como sífilis, sarampión, tosferina, tuberculosis, gripe, difteria, peste, vómito negro, tifus, lepra, fiebre amarilla, etc.
Todo un catálogo de porquería que se anidó desde la época colonial y algunas aún reaparecen de vez en cuando.
¡Ah!, también trajeron la corrupción y el desprecio por la vida humana, donde participó la iglesia católica creando la santa inquisición para matar con singular alegría, sea sin cargos de conciencia, aunque sí con hartos padres nuestros, aves marías y uno que otro credo.
Los españoles se llevaron el oro, la plata y las piedras preciosas y nos dejaron lo más sucio de su raza en decadencia y descomposición.
Y ni modo que sea invento.
El asunto es que México ha resistido todas las desgracias y aquí está, ensayando un nuevo modelo democrático y de justicia social con el cual enfrenta al coronavirus.
AMLO llamó a ser solidarios con los más vulnerables y a fraternizar la civilidad, como formas de contener el virus, además, desde luego, de la atención sanitaria por parte de las autoridades.
El país está preparado, (así recién lo reconoció la ONU), y no sucederá lo que en otras naciones, consideradas incluso de “primer mundo”, cuyas escenas estremecen al mundo por su crudeza.
¿Cómo es que la gente fallece en sus domicilios sin la menor atención?, o los enfermos viejos que moribundos deben ser desalojados de los hospitales para ceder su lugar a otros más jóvenes.
Son cuadros inhumanos que reviven viejas historias de terror que creímos desaparecidas.
Increíble lo que pasa en Italia, España, Francia, Alemania, Inglaterra, Canadá y los EU que fueron sorprendidos por una pandemia silenciosa que suponían, era problema sólo de China.
De este ejemplo ajeno, el gobierno mexicano tomó la experiencia. A ello obedece su estrategia anticipada.
No estaremos exentos del virus porque ya somos parte del problema, sin embargo existe confianza en que los efectos sean menores a los padecidos en otros lugares. Justo en su mensaje AMLO pidió confianza en su gobierno y no caer en el pánico provocado por los conservadores quienes ya sabéis, anticipan una catástrofe capaz de terminar con la vida de todos los nacionales.
Seguir la información oficial es lo más prudente y una buena dosis de obediencia civil, para atender las recomendaciones de los expertos.
Ignorar los mensajes malignos y perversos que por cualquier medio, envían los adversarios de la Cuarta Transformación. Son los mismos que siguen apostando a que a México le vaya mal, para así satisfacer rencores y ejercer venganza. (Es una enfermedad donde la voracidad y el saqueo son argumentos de mentalidades deformadas por la corrupción del pasado neoliberal).
VIENE LO MÁS DIFICIL
No podemos dar la espalda a la realidad, viene lo más difícil.
Por ello importa la confianza y la unidad suficiente para enfrentar la crisis. En este caso, el columnista considera que lo que sucede en el mundo, ha significado un curso intensivo de madurez para los mexicanos.
Parte de este escenario es el daño a la economía, sobre todo a la de sobrevivencia; a la de los pequeños y medianos empresarios.
Para ellos también hubo respuesta del gobierno, al anunciar AMLO amplio programa de créditos sin intereses o bien mínimos, que permitan pronta recuperación. Aunado al decreto en sentido de obligar que los trabajadores más vulnerables, públicos o privados, sean enviados a sus domicilios, sin poner en riesgo sus empleos.
En síntesis, hasta ahora vamos bien…que viene lo peor, es cierto. Aquí es donde la confianza y la solidaridad juegan desde ahora, importante papel.
Lamentable por otra parte, que algunos políticos de la oposición a MORENA desperdicien recursos haciéndose propaganda a costa de la desgracia…ya vemos en la tele o desplegados en otros medios, con alto costo para los contribuyentes, repitiendo lo que a nivel nacional es conocido.
Otros que por quedar bien, nomás simulan presuntos beneficios sociales. ¡Puras vaciladas!…creen que la gente es tonta de hoy.
Es una práctica heredada de la vieja política que sobrevive a pesar de las lecciones electorales.
Por ejemplo, ¡qué jijos importa a los tamaulipecos que en Oaxaca el DIF recomiende permanecer en casa!…Pues en la tele se ve el anuncio en hora pico, a nivel nacional y por largos minutos.
Usted dirá que por aquellos lares gobierna un priista…ahí está el detalle, o “el agandalle” que pa’l caso es lo mismo.
SUCEDE QUE
-“Oye, dijo el columnista a un viejo amigo, hay que cuidarnos de que no nos mate el coronavirus”.
-“A mi me vale madre, respondió, si no me ha matado el hambre tantos años, menos un pinchurriento virus en unos días”.
Y pue que tenga razón.
Por eso yo salgo todas las mañanas, a disfrutar como siempre el inicio de la primavera; a escuchar el amoroso canto de las aves…a sentir que con el viento fresco, me transporto a los primeros años de aquella niñez donde la vida era más fantasía que realidad.
Ya no le temo al coronavirus…prefiero vivir.
Hasta la próxima.