El liderazgo se colapsa porque
las mentiras y los engaños
tienen patas cortas, no llegan
lejos.
Todo se precipitó. Las dudas se
disiparon. La 4T se colapsa, no sabe
gobernar. Economía, seguridad,
salud, educación, se vienen abajo.
La velocidad es aterradora. Pero
quizá lo más grave es el colapso
ético.
La mentira.- Cuando un
gobierno es sorprendido mintiendo,
la legitimidad se desmorona.
Comenzaron mintiendo y siguen
haciéndolo. No existían los 500
mmdp, pero lo repitieron hasta el
cansancio. Mintieron porque no
hay la voluntad de transparentar las
compras públicas, hoy proliferan las
asignaciones directas. Mintieron con
los logros efímeros del huachicol.
Mintieron con la disminución de
la violencia. Mintieron diciendo
que no había desabasto. Mintieron
con la viabilidad de Dos Bocas
y Santa Lucía. Mintieron con las
cifras del superávit fiscal y de la
producción petrolera. Mintieron
con los logros de sus programas
sociales. Mintieron inventando
casos de corrupción que nunca
demostraron, sobre todo en las
organizaciones de la sociedad civil.
Mintieron burdamente con las cifras
de la marcha contra la violencia
hacia las mujeres. Mintieron con la
designación de la presidenta de la
CNDH. La mentira como forma de
gobierno los llevó a esta crisis en la
peor condición.
Hoy es difícil creer en las cifras
dadas del COVID-19: decenas
de casos de “neumonía atípica”,
hospitales saturados, epidemiólogos
que no saben cuáles son los
síntomas. En un mar de mentiras
las dudas corroen a la sociedad
mexicana. ¿Por qué creerles?
El engaño.- Cuando un gobierno
engaña, parte del supuesto de que
la población es oligofrénica, tonta,
estúpida. Por supuesto no lo es.
Engañan con las consultas como
forma de decisión, engañan, pues
son una farsa. Engañan, pues no
representan nada y lo saben. Pero
la farsa se les cayó con el caso de
Constellation Brands, ahora el
mundo sabe de qué están hechas
las consultas, sabe del engaño
en la cancelación del NAIM y
por ello estará de nuevo en la
agenda, porque proviene de una
farsa. Engañaron al evadir hechos
tratando de imponer la agenda
nacional desde la mañanera.
Fracasaron. La rifa del avión fue
un engaño burdo. Engañaron
con las cifras de los migrantes
y su condición. Engañaron, o lo
intentaron, con la revocación
de mandato en año electoral.
Engañaron con los permisos del
Tren Maya. Engañaron, porque las
subastas no ayudan en nada a unas
finanzas públicas que están contra la
pared. Engañaron con su “profundo
respeto a la ley”, pues han sido 18
meses de triquiñuelas, entre ellas
una reforma al sistema de justicia
que se quedó sin autoría, pero que
coincidía en las amenazas a las
libertades individuales.
El liderazgo se colapsa porque
las mentiras y los engaños tienen
patas cortas, no llegan lejos. Se
colapsa porque incendiaron a
una sociedad que está mucho
más organizada e informada de
lo que imaginaron. Una sociedad
que sigue las compras públicas,
las licitaciones a modo, las cifras
económicas y sociales. Una sociedad
que pregunta y descree de la palabra
presidencial, el gran instrumento
de mentira y engaño. Ciudadanos
que se bajan de los aviones donde
viaja el Presidente, que exigen que
se tome la temperatura antes de
abordar. Se colapsa porque hablar
desde La Rumorosa de los daños
estéticos de la energía eólica -en
plena crisis sanitaria- es patético.
Se colapsa porque esa sociedad hoy,
ante las mentiras y engaños, está
más alerta que nunca. Se colapsa
porque pensaron que las redes
sociales eran territorio exclusivo de
la 4T, mostrando su desprecio hacia
los ciudadanos libres. Las perdieron.
Se colapsa porque creían y vendían
la idea de que la popularidad del
Gran Líder era estable e intocable
y hoy cae en picada. Estamos en
otro país y no lo entienden. Fueron
esperanza, hoy son referente de
hipocresía.
El ridículo presidencial a nadie
beneficia. Las mentiras y los
engaños se toparon muy rápido con
un México que hoy los denuncia.
Ahora, ante el colapso y la
debilidad opositora, es la sociedad
la que debe asumir el liderazgo ético
con información e ideas.