“En mi imaginación, todos somos espectadores de sus “benditas redes sociales”, a las que regresó la no primera dama, Señora del presidente, que también se anima a liarse con periodistas. Tampoco usa tapabocas”
Circula en la red un video de la actriz Bárbara de Regil, que muy animosa invita a hacer ejercicio en casa, este ha sido replicado por muchos internautas, algunos han colocado sus propias imágenes haciendo espejo a lo que la modelo realiza, destaca en sus mensaje palabras de ánimo para todos, a pesar del encierro, la crisis sanitaria, la económica, la familiar o la existencial, nos convoca a divertirnos: “eso, venga, sonríe, sonríe, sonríe, quiero que sonrías, hazlo sonriendo, actitud ante todo, siempre actitud, que nadie te apague, que nadie te quite esto, esto es tuyo, tu sonrisa”.
No tengo ánimo para hacer la réplica de ese video viral en mis redes, me preocupa la pandemia, la violencia intrafamiliar, las muertes, el sistema de salud austero y la republica con sus tantos problemas, pero si me animo en mi imaginación a hacer eco del ejercicio y lo recreo así: de un lado veo a la artista que lo tiene todo, es rica, realizada con su casa grande, su familia de revista, su vida de elite, cuerpazo y energía envidiable, que le puede salir mal, si tiene toda “la suerte” del mundo.
Para algunos es muy bonita, para más es simpática, y otras la tienen como referencia de la mujer empoderada, activa, independiente, profesional, madre luchona y que no se achicopala ante nada.
Del otro lado, (sigo en mi imaginación) veo haciendo su clase espejo, al presidente, todo sonriente, nadie le quita lo que es suyo, con actitud ante todo, nada lo apaga y a pesar del virus y la enfermedad, su rifa del avión va, que le puede salir mal. Habla, saluda, sonríe, se ejercita en su casa grande, al ritmo que propone su propio discurso, con su porra, nada lo detiene.
La nación entera estamos asustados, encerrados, disciplinados y cuidándonos de no contagiarnos unos con otros, sin embargo él, todo “empoderado” mantiene el ánimo a tope, la vida le sonríe, las mañaneras siguen a su antojo, los eventos presenciales y virtuales, con o sin público, los sigue realizando, come donde quiere, no se guarda, no usa tapabocas, habla en automático, de seguro ni se lava las manos, todavía.
En su casa, no hay encierro y doce años de campaña le dieron acondicionamiento físico suficiente para no parar, seguir arriba del templete, risa y risa, en unas ocasiones creyéndose el “coach” y dando clases motivacionales, en otras creyéndose merecedor de medallas olímpicas, sus contrincantes lo quieren derribar, pero él se mantiene de pie, algunas veces contra las cuerdas, y sin quitarse los guantes.
En mi imaginación, todos somos espectadores de sus “benditas redes sociales”, a las que regresó la no primera dama, Señora del presidente, que también se anima a liarse con periodistas. Tampoco usa tapabocas.
Y en este entorno de comedia a la sana distancia, desde Baja California nos llega el mensaje del político Alejandro Ruiz, quien en elocuente mensaje viral nos advierte que de esta pandemia muchas familias “no sobrevivirán”, luego pidió disculpas públicas, pero seguro en su casa el chistecito le saldrá más caro.