CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.-De acuerdo a la historia oficial, los Niños Héroes fueron seis cadetes que, cuando los norteamericanos invadieron México y llegaron al Castillo de Chapultepec en 1847, lucharon ferozmente contra el enemigo.
Sus nombres eran: Juan de la Barrera, Juan Escutia, Agustín Melgar, Vicente Suárez, Fernando Montes de Oca y Francisco Márquez.
Pero el hecho que no cuenta la historia oficial es que fueron alrededor de 50 los cadetes que defendieron el colegio militar de Chapultepec y no sólo 6 como se escribió en la historia .
De los 50 niños héroes sucumbieron 6, que son los que todos los mexicanos conocemos, pero desconocemos la historia de 44 restantes, quienes al terminar los combates fueron tomados prisioneros por el enemigo, cinco de ellos heridos de consideración.
Destacan entre esos cadetes el futuro presidente de México, general Miguel Miramón; así como un tamaulipeco, sí, como usted lee, una tamaulipeco.
Se debe aclarar que no eran tan niños, pero tampoco adultos, pues sus edades fluctuaban entre los trece y diecinueve años.
Aun así, se trató de hombres muy jóvenes que tuvieron la opción de huir, por no ser militares en activo, pero lo rechazaron y todo por amor a la patria.
La vida de esos militares fue muy corta, pero el legado de su valentía continúa y ha sido motivo de homenajes; por ello el 13 de septiembre es considerado el día de los Niños Héroes, de acuerdo a lo estipulado por los gobiernos nacionales en la década de 1850.
No obstante, existen deformadores de la historia, que, sin sustento alguno, señalan que la hazaña histórica de los Niños Héroes fue inventada para consolidar el proyecto de nación que había en el siglo XIX.
Digo sin sustento, porque los expedientes históricos de la SEDENA corroboran la existencia de 5 de los cadetes, menos el de Juan Escutia, del que se dice, era más bien un militar del Batallón de San Blas, pues su acta bautismal señala que era originario de Nayarit.
El niño héroe
de Tampico
Jesús Eduardo García Olvera, en su libro “la leyenda y la historia de Chapultepec”, narra que el cadete Luciano Becerra, era uno de los niños héroes que defendieron el castillo el 13 de septiembre de 1847, y era nativo de Tampico, Tamaulipas.
Al indagar más en libros bautismales, se confirma que ese niño héroe, efectivamente tenía origines tamaulipecos, pues su padre Francisco Becerra nació el 28 de enero de 1813, en la villa de los Cinco Señores de Santander (Jiménez) en el entonces Nuevo Santander; sus padres fueron, don Ignacio Becerra y doña María Ana Sobrevilla Rodríguez.
Tras fundarse la villa de Tampico en 1823, sus abuelos Ignacio Becerra y María Ana Sobrevilla dejaron la villa de Santander y se movieron al sur del ahora llamado Estado de Tamaulipas, se presume que se dedicaban al comercio. Ahí pasaría su juventud su padre Francisco Becerra.
A principios de la década de 1830, en el puerto tampiqueño, su padre Francisco Becerra contrae nupcias con la señorita Nicolasa Mellado, por lo que nació de ese matrimonio, en 1833, el niño héroe tamaulipeco Luciano Becerra Mellado.
Su participación
en Chapultepec
Este joven tamaulipeco, participó en la batalla de Chapultepec, al formar parte de la segunda compañía, bajo el mando del teniente Joaquín Argaiz; la misma a la que pertenecían los cadetes Vicente Suárez y Miguel Miramón.
Terminada la batalla, la segunda compañía sólo sufrió la baja del cadete Vicente Suárez, uno de los más jóvenes del plantel, pues tenía 13 años.
Ignacio Molina, otro niño héroe sobreviviente, diría que Suárez antes de morir, había matado a varios gringos a bayonetazos, platica que ya prisioneros, comenzaron a buscarlo, minutos después, se dieron cuenta que había sido uno de los seis cadetes muertos.
En tanto, el tampiqueño Luciano Becerra fue tomado prisionero junto al resto de cadetes sobrevivientes. Por lo que compartió celda con jóvenes como: Miguel Miramón, Manuel Ramírez Arellano, Ignacio Burgoa y Antonio Sola.
Al firmarse el tratado de paz en 1848, Becerra y sus compañeros fueron liberados. Tiempo después se graduó del colegio y se incorporó al ejército, por lo que sirvió en su natal Tamaulipas.
Su vida después de la guerra de 1847 Según William Roy Fowler, en su libro “El conservadurismo mexicano en el siglo XIX”, Becerra era de filiación centralista y constantemente tenía discusiones por cuestiones políticas.
Durante la revolución de Ayutla permanece leal al general Santa Anna.
En febrero de 1856, el coronel Rafael Moreno se subleva en la huasteca y se adhiere al Plan de Tacubaya.
El 9 de abril, con el nombramiento de gobernador y comandante general de Tamaulipas, dicho oficial ataca la plaza de Tampico, al mando del ejército del Norte restaurador de las garantías.
Se combate en los fortines de Andonegui, Iturbide y Las Piedras y los defensores les hunden a los conservadores el vapor Pánuco.
En su parte militar, Rafael Moreno hace mención al capitán de ingenieros Luciano Becerra, quien siempre estuvo presente en los puntos de mayor peligro.
En los siguientes días, Luciano Becerra, participa en la campaña en el estado de Puebla.
Poco se sabe de la participación de Luciano Becerra en ejércitos conservadores de su ex compañero de colegio Miguel Miramón, ignorando a ciencia cierta si participó en la Guerra de Reforma.
Lo que si se, es que el 9 diciembre de 1858, partió de su natal Tampico a Nueva Orleans, según la lista de pasajeros de un barco de la época. Por ese tiempo se dedica al comercio.
Se establece
en Chihuahua
Al estallar la guerra de intervención francesa, Becerra al igual que la mayoría de conservadores, sirvió al imperio de Maximiliano y en 1866 arribó a Chihuahua, pero al ser tomada la capital de esa entidad por el republicano Luis Terrazas, Becerra y casi toda la guarnición conservadora se pronuncian por los liberales, y para agosto de 1866 el tampiqueño se desempeña como gobernador y comandante militar.
Es en ese tiempo, cuando se casa el 11 de agosto de 1866, en Chihuahua, Chihuahua, con la señorita de 19 años, Juana Acosta Apodaca, nativa de esa ciudad.
El matrimonio procreó a varios hijos: José Luciano Higinio, María Juana, José Federico, Eduardo, Lucas, Adolfo, Constancio, Higinio y Ángela Becerra Acosta.
Don Luciano Becerra, el niño héroe tamaulipeco, murió en Batopilas, Chihuahua, en 1889.
Diez años después, el 29 de noviembre de 1899, muere envenenado, en Galeana, Chihuahua, su hijo Federico Becerra Acosta; tenia escasos 13 años.
Descendencia
del niño héroe
de Tampico
Su hijo Manuel Becerra Acosta fue director de periódicos chihuahuenses El Universo y El Norte de Chihuahua. Durante la revolución, a pesar de ser chihuahuense desconoce a Pancho Villa y se afilia con Carranza, editando en 1916 junto con el doctor Atl “La Vanguardia”, órgano carrancista editado en Orizaba. Posteriormente se mudó a la ciudad de México, donde fue fundador del Excélsior.
Se casó en 1921 con Raquel Ramírez Bonfiglio. El primogénito de ese matrimonio fue bautizado como Luciano, nombrado así por su padre, el niño héroe tamaulipeco.
Pero el infante murió de cuna. Luego nacieron Raquel, dos años después María Antonieta y, finalmente Manuel.
Manuel Becerra Ramírez, nieto del niño héroe tampiqueño, también trabajó en el Excélsior, y en 1977, encabezó a los periodistas y escritores que fundaron el periódico nacional Unomásuno.