1,2,3,4,5,6,7,8, 9 y 10, más de diez feminicidios ocurren al día en México; mucho más de diez mujeres al día sufren violencia en su propia casa (cerca de 200 para ser precisa) más, mucho más de diez colectivas de feministas gritan auxilio ante el indolente gobierno; más de una decena de refugios de asistencia a mujeres violentadas están ahora mismo sin recursos y a tope; más de 10, cerca de mil llamadas al 911 se registran en medio de la pandemia. Contar hasta diez no dio resultado en los ochentas, está más que claro. Y tampoco es la panacea en este tiempo para contener las agresiones domésticas.
Nunca segundas partes fueron buenas y menos si sólo se trata de reciclar campañas publicitarias para tapar “el ojo al macho”. El presidente ha revuelto más los ánimos de las feministas, ya de por sí desde el año pasado los reclamos crecían al tiempo del aumento de feminicidios y faltas a los derechos humanos de las mujeres, en este tiempo de cuarentena, el encierro nos tiene como “olla de presión” y todavía nos deja plantadas.
Incumplió a su palabra de entregar sus “datos” este 26 de mayo, luego de que tildara de mentirosas a las mujeres que han hecho llamadas de auxilio al 911 o recalcará que en México las familias viven fraternalmente esta pandemia, negó las cifras que le mandaron las colectivas feministas y aseguró que entregaría las pruebas de sus estadísticas este martes, no lo hizo, en cambio desde su gabinete lanzaron la “novedosa” campaña “cuenta hasta diez” y saca “la bandera blanca” de la paz.
Como una vil burla, se recibió el mensaje entre todas las activistas que no desatienden su lucha ni en el confinamiento, es como ir contra corriente. Las mexicanas estamos durmiendo con el enemigo, las políticas públicas no tienen visión de género, los recortes presupuestales han afectado más los programas sociales dedicados a la población femenina, la falta de sensibilidad del hombre público con más poder político crea más empatía con los agresores que con las mujeres víctimas de violencia.
Mal y de malas, con poca paciencia para aguantar como con el humor negro, involuntario o no, revictimizan a las violentadas, e lavan las manos del Estado omiso y responsabilizan a la sociedad de la cultura machista, misógina e indolente.
En la magnánima presentación de los videos “quédate en casa, no pierdas la paciencia, respira y cuenta hasta diez”, la titular de la Segob, Olga Sánchez y el responsable de la comunicación social, Jesús Ramírez aceptaron que las mujeres tienen la razón y se han incrementado exponencialmente las agresiones domésticas contra ellas y los niños, dijeron que tienen claras las “estrategias” a seguir para contener esta otra pandemia, pero no las muestras, menos las ponen en práctica. En la justificación de su publicidad aducen a la violencia domestica que también daña a los adultos mayores, niños y parejas, sin distinción de género.
El problema de esta otra pifia gubernamental es que comprueba la regla que ya conocíamos, se está dejando solas a las mexicanas más vulnerables.
Esta campaña “nos vuelve a invisibilizar, es este círculo donde nosotras somos las responsables, el mensaje debería ser hacia el agresor” opinó la activista por los derechos de las mujeres Frida Guerrero y se unieron las voces de legisladoras y colectivas como Mujeres de Sal, Brujas de Mar, la Red Nacional de Refugios y Nosotras Tenemos Otros Datos, que urgieron a bajar la campaña carente de enfoque de género y derechos humanos.