‘La asimetría del poder determina la forma en que México y Estados Unidos se ven el uno al otro’, escribió el brillante periodista Alan Riding en su libro ‘Vecinos Distantes’, publicado en 1987.
A pesar de que desde hace algunos años han emergido naciones con un poderío económico, tecnológico y militar (el ascenso de China y el regreso de Rusia) para configurar un nuevo orden mundial, Estados Unidos se mantiene como la gran potencia global,
Las diferencias entre México y Estados Unidos pasan por el idioma, la religión, la raza, la cultura y, por supuesto, la historia. Cruzar la frontera, de aquí para allá o de allá para acá, es una experiencia impactante, contrastante.
Corresponsal del Financial Times y The Economist, así como jefe de la oficina del New York Times en México, Alan Riding, un brasileño educado en Inglaterra, señaló el factor sobre el que partía la compleja relación sostenida por ambos países: ‘Cuando se enfrenta a su vecino del norte, la historia le ha enseñado a México que tiene pocas defensas’.
Si bien el primer capítulo del libro ‘Vecinos Distantes, un retrato de los mexicanos’ estaba notoriamente inspirado en el ensayo ‘El Laberinto de la Soledad’, una de las obras más reveladoras del poeta Octavio Paz, el texto en general, plasmado con un lenguaje muy periodístico, describía los mitos y excesos del sistema político mexicano (incluyendo a la casi siempre ‘fiel oposición’), así como el nacionalismo desbordado (‘¡El petróleo es nuestro’!).
Alan Riding escribió el libro para el público lector de Estados Unidos, a fin de que ‘los gringos’ conocieran mejor a su vecino… distante. Sin embargo, la publicación causó mayor debate y controversia entre la clase política y los grupos intelectuales mexicanos, caracterizados por su piel sensible a la mirada externa, a la crítica extranjera.
El libro sale a relucir ahora que el presidente Andrés Manuel López Obrador visitó al polémico mandatario norteamericano Donald Trump en la Casa Blanca, una breve gira que fue sumamente cuestionada por los analistas de la prensa nacional ante los supuestos riesgos que se corrían ante la impredecible conducta del tuitero más poderoso del mundo.
Tanto en su discurso como en una entrevista exclusiva que sostuvo con la cadena Telemundo, AMLO mencionó la frase de ‘vecinos distantes’ como algo que ha quedado atrás (algo que no sucede en la realidad, pero que cumple con el respeto y la cortesía diplomática).
‘Desde entonces y hasta la fecha (al hacer referencia a los ‘braceros’ en la época de la Segunda Guerra Mundial), hemos venido consolidando nuestras relaciones económicas y comerciales, así como nuestra peculiar convivencia, a veces de vecinos distantes y otras de amigos entrañables’, dijo el presidente mexicano justo a un lado de Donald Trump, en el mensaje ofrecido a los medios de comunicación, en uno de los jardines de la Casa Blanca.
Al ser cuestionado por un reportero de la cadena Telemundo sobre la relación con el controvertido mandatario de Estados Unidos, un López Obrador optimista expresó: ‘Nos ha dado trato de amigos, no de vecinos distantes’.
El discurso de AMLO en la Casa Blanca fue más que digno, firme pero respetuoso tal como dicta la norma diplomática. Una muestra de que el presidente de la república sí puede convocar y unir, incluso a quienes se encuentran en otro extremo ideológico, sin dejar de lado la firmeza que se requiere para conducir a la nación.
Ese discurso demostró que Andrés Manuel López Obrador es un político probado, de amplia experiencia, de lecturas que le permiten una visión diferente a la de otros mandatarios, pero igual de efectiva o más.
Ante eso, surge una pregunta: ¿Por qué el presidente no utiliza ese tipo y tono de discurso en México? ¿Por qué AMLO no convoca a la unidad a la iniciativa privada? ¿Por qué no convoca a las distintas fuerzas políticas a colaborar para superar las diferentes crisis (sanitaria, económica, inseguridad) que agobian al país? ¿Por qué no concilia? ¿Por qué no deja atrás -así como lo hizo con las bravatas dirigidas a Trump en su momento- el discurso que polariza y confronta a la nación?
El viaje relámpago que hizo Andrés Manuel López Obrador a Estados Unidos podría ser un ‘parteaguas’ no solo en lo relativo a la relación con Trump y los gringos, sino en el efecto que generó su discurso en la Casa Blanca.
Tal vez, la mejor política interior… es la que se hace en el exterior.
SE CIMBRA EL PANISMO MADERENSE…
Aunque se veía venir, fue una sorpresa: Lorena Purata Hernández dejó la titularidad del Centro Regioal de Desarrollo Educativo (CREDE) de Ciudad Madero.
Lorena Purata es esposa de Agustín de la Huerta Mejía, director general del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep) en el estado.
En su lugar fue designado Alberto Sadez, un profesor que forma parte del grupo político de los abogados Esther Lozano y Juan Torres.
Es decir, el grupo de ‘Los Agustinos’ sufre una sensible baja en el tablero de posiciones en el gobierno estatal. Por supuesto, esto deberá tener un impacto en la ruta interna blanquiazul hacia el proceso electoral 2021.
Esta salida se sumó a la de Marco Moctezuma, que dijo adiós al cargo operativo que desempeñaba en la Secretaría de Bienestar Social.
Hasta hace algunos meses, Agustín de la Huerta era visto como el candidato natural del PAN a la alcaldía de Ciudad Madero. Todo indica que la historia ha registrado un cambio. Nuevas figuras aparecen en el albiazul de la urbe petrolera. El panismo maderense se cimbra.
Y PARA CERRAR…
Tras invitar a Manuel Espino a su campus de la Universidad del Norte de Tamaulipas (UNT) en Tampico el pasado fin de semana, Francisco Chavira quedó muy contento con el resultado del encuentro con el ex dirigente blanquiazul y actual líder del Movimiento ‘Ruta 5’… que aspira en convertirse en partido político. ¿Qué tal?