PUEBLO VIEJO, VER.-Al encabezar una asamblea de trabajo el delegado de la Confederación Única de Trabajadores y Empleados de México,(CATEM) en la zona norte de Veracruz, destacó el panorama de crisis que ha enfrentado los diversos sectores laborales de la región.
En compañía de delegados municipales taxistas adheridos de este organismo en los diversos municipios de la zona norveracruzana, la reunión tuvo como sede un salón de eventos ubicado en la zona centro de este municipio
El ingeniero Antonio Argüelles Guerrero, dio a conocer que buscarán la unión y el trabajo para lograr el apoyo a los diversos sectores laborales que han enfrentado una complicada situación por la crisis económica derivada de la emergencia de salud del coronavirus.
Dentro de la asamblea se dieron a conocer diversos retos enfocados al apoyo de los trabajadores que han sido el eslabón más débil durante este periodo, en el que el desempleo ha imperado y la falta de apoyos para taxistas obreros y albañiles se ha hecho latente.
Por ello se estableció un diálogo abierto entre los representantes del gremio choferil que dieron a conocer las necesidades y demandas indicando que la falta de apoyo a este sector ha complicado al enfrentar una pandemia que ha frenado la actividad debido al aislamiento de la población y la grave falta de pasaje.
Argüelles Guerrero habló también sobre la evidente y grave situación que el sector obrero enfrenta, por la falta de empleo la marginación en salarios justos que le permitan un mejor nivel de vida.
En su intervención el delegado de CATEM en Pánuco, Eduardo Adrián Elizondo del Ángel, destacó que al congregarse todos los sectores laborales en es confederación se tendrá la clave para qué las demandas y exigencias se logren.
Tras culminar la asamblea los representantes de las diversas delegaciones procedentes de Ozuluama Pánuco el higo Tuxpan entre otros sostuvieron y los anfitriones de Pueblo Viejo sostuvieron una convivencia con sus agremiados y amigos, se contó en el evento con la presencia del ex alcalde de Ozuluama, Gil Sobrevilla.
POR Víctor Montiel/ La Razón