Es verdad que una página contiene mucho más que lo que descubrimos al valorarla y al ser simplemente leída. Antes de eso la historia lleva a otras ciudades y pueblos vecinos, acaso países lejanos, donde uno de nosotros la escribe. A media distancia, antes de llegar al escritorio, puedes notar que está escrita en prosa y viene firmada por una persona.
Posiblemente es una carta. Quién me escribiría a estas horas? La noche cae sobre la hoja, copio a mano en un cuaderno. Doy vuelta a la hoja y continúo escribiendo el relato mientras lo leo. Antes de esto me dediqué a escribir en el árbol de hojas moradas y lilas, en temporada de mangos.
Una página se escribe en hoja de máquina por un solo lado, el que usted quiera. La página suele ser blanca en términos oficiales, puede ser de otro color, ya hay variedad en ese género papelero.
Con hoja en mano tendrá usted el valor de hacer una propuesta al posible y único lector que también suele ser usted en un descuido. Luego pregúntese quién escribió eso tan horrible.
Si la letra está mal hecha agregue un dibujo, si es un dibujo mal hecho ponga una frase célebre de las suyas, velada con tinta amarilla sobre madera. En una página caben todos los accesorios para instalar un taller y hacer una puerta. Cuando caiga la tarde estará en los últimos renglones torcidos y escribirá en el aire el sueño de la página que sigue.
Antes de la página si pudiésemos volver el tiempo encontraríamos a las personas enlazadas infinitamente en el pasado en un cuento sin final. Escribo que esta historia continuará en la siguiente esquina, en la otra colonia, cuando salga de visita a otra ciudad y cuando vuelva. Se escribe con copia para el ciudadano o es personal, pero lleva la firma temblorosa como la posdata, con un corazón atravesado por una flecha perdida.
Checas a la vuelta y no hay nada, la vida continúa. Entintas la punta de una pluma y escribes el grafito artístico con letra gótica. Escribir a mano es una arte y una terapia para el alma del cuerpo, escribir a mano pelona es un ejercicio para los dedos en una hoja blanca, como un estadio completo. Das vueltas en círculos, sacias el deseo, el diáfano poder de vivir y escribir como lo respiramos.
Trotas en la hoja, la página está reposando de palabras. Escarbas en las sílabas para sacar agua, bebes, riegas los olvidos y escribes de nuevo qué sigue, y no sabes. Una página blanca es desde luego casa de palabras, de dibujos raros, de manchas y pecas, de rojos legítimos y profanos.
Una página blanca es desde luego un lugar donde decimos qué, dónde, cuándo y cómo, aunque nadie nos esté preguntando. Un montón de peces azules y blancos. Hay páginas sueltas, mantos sagrados, muros, efigies que están escritas con la misma letra, la letra de molde del hombre. Saco la hoja entre un ciento de hojas de papel bond. Guardo el resto y ya está la hoja lista frente a mi con su aspecto pulcro de princesas, acento dulce y suave al tacto.
Es un honor y un privilegio poner mis manos, mis dedos, y con una pluma acceder a su mundo. Adentro de la hoja hay un reloj que sostiene una pared y una habitación contigua. La luz finaliza el texto y la pared acaba por desplomarse en su sombra.
Uno lee por la mañana, cuando el sol sale y la hoja comienza a quedarse sin fuerza. Tamaño carta o tamaño oficio como las actas de nacimiento de antes, por los dos lados, atrás trae firmas y un sello del ayuntamiento con su lema filosófico.
La página blanca suele ser un cheque en blanco, un arrepentimiento, la falta de una idea o de saliva, la falta de luz en la esquina, la ausencia de alguien que la saque de un paquete donde hay otras.
Es verdad que una página viene ya escrita y trae los dibujos impresos y leídos varias veces. Blanca y bautizada con agua, la página es como la vida, es una cortina, una sábana, una hoja de árbol escrita una y otra vez hasta el cansancio, aunque leída con desenfado.
HASTA PRONTO.