“Un familiar me dijo ‘ven por unas cosas’; nos pusimos de acuerdo y cuando llegué esta persona, en lugar de bajar, me arrojó todo desde el segundo piso”.
Así comienza Érika a compartir algunos momentos incómodos que pasó por haber trabajado con pacientes Covid, lo cual atribuye al desconocimiento de su trabajo.
“Desarrollé habilidades que no tenía; mi experiencia como enfermera creció; aprendí muchas cosas positivas, y estuve presente tanto en la muerte como en la salud.
Pero lamenta que cuando algunas personas de su entorno se enteraron de que estaba laborando en esa área, un espacio en el que está contaminado todo, empezaron a hacerle sentir discriminada y rechazada.
“A mí también me da temor, pero me da más temor estar afuera…”, comenta, refiriendo que en un área especializada en este tipo de pacientes, se tiene la plena certeza de la presencia del virus, por lo que no se escatima en precauciones, mientras que en el exterior simplemente no sabes dónde está y relajas las medidas.
Palabras más, palabras menos, fue lo que le respondió a otra persona que le dirigió comentarios fuera de lugar: “Yo realmente estoy más protegida que tú, que estás afuera”.
“Llegas a esa área, te pones un equipo de protección, te sellas completamente para que nos se filtre absolutamente nada; estás agarrando cloro, gel antibacterial, te estás lavando las manos constantemente; sales y haces una rutina para salir de esa área, y otra vez agarras cloro, gel antibacterial, te lavas las manos y te metes a bañar”.
“De nuevo: estoy más protegida yo adentro que tú afuera; tú te vas a todas partes y yo estoy en un lugar que sé que está contaminado y hago la rutina para prevenir el contagio”.
Por Gerardo Patiño