E FISCAL ra una relación que tenía que reventar, el Pacto Fiscal entre Estados y la Federación, con más de 60 años de antigüedad, se mantuvo sujeto por un hilo muy delgado desde hace varios sexenios, pero Andrés Manuel López Obrador, su terquedad, su perfil dictatorial y cerrazón al diálogo terminó por reventarlo.
Así es mis queridos boes, ayer se los adelanté y hoy lo confirmo, el señor del chaleco de lana a 35 grados centígrados y blindaje de última generación que visito Nuevo Laredo el fin de semana, AMLO, fue demasiado lejos al minimizar a los diez gobernadores que forman la Alianza Federalista, los despreció, nos ninguneó y los intentó ahogar financieramente para obtener la sumisión y el conflicto le estalló en las manos.
Porque el reclamo de los gobernadores de la Alianza, entre ellos el de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, es a todas luces justo, no piden que les regalen dinero, exigen que lo que llega de la Federación sea justo, equitativo a lo que aportan vía impuestos Para ello urgía desde hace años revisar el Pacto Fiscal, que se hizo imperativo ante el nulo apoyo de la 4T para solventar los gastos de la pandemia en las Entidades, la desaparición de los fideicomisos que dejó sin apoyo a millones de víctimas, campesinos, científicos, investigadores, artistas y hasta las emergencias ocasionadas por desastres naturales.
Y es que si bien el Pacto Fiscal que se fue devaluando a lo largo de los últimos 40 años, porque cuando se firmó establecía el reparto de la recaudación de impuestos 51% a la Federación y 49% a los estados, y que desde los últimos sexenios lo que recibían las entidades no era más del 20% en su conjunto, compensaba a los Estados con los fideicomisos y con la negociación directa entre los gobernadores y la Secretaría de Hacienda, pero además recordemos que hasta los diputados federales tenían una bolsa para aplicar en beneficio de sus distritos. Todo desapareció, para convertir el Pacto Fiscal en estos dos años de la 4T, en una relación ‘amo y esclavo’, en el que reparte lo hace a su arbitrio, castiga a las Entidades que no gobierna su partido o cuyos gobernantes no se doblan ante el.
Es el caso de Tamaulipas, donde de 100 pesos que recauda vía impuestos el ‘amo’, el tirano, que habita en Palacio Nacional, se queda con 76 y regresa el resto, como limosna, migajas con las que AMLO quiere que se pague todo y hasta lo que a él le correspondería. Y bajo el argumento de no atentar o exponer la investidura presidencial, se negó rotundamente a dialogar con los gobernadores, personajes que tendría que recordar fueron electos por millones en el país. Reunirse con los gobernadores atenta contra la investidura presidencial, dice él, pero entonces reunirse con la mamá de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, dejar libre a su hijo Ovidio luego de que lo habían capturado, pedirle disculpas al capo tras llamarlo Chapo ayuda a enaltecer la figura presidencial.
Los gobernadores ya no toleraron la falta de respeto y le tomaron la palabra para consultar a los ciudadanos de sus estados si están o no de acuerdo en que el dinero que ellos con su esfuerzo producen vía impuestos en Tamaulipas y en el resto de los estados de la Alianza, AMLO lo entregue a los estados consentidos y que no producen o que sea regresado en obras y proyectos que reactiven la economía golpeada por el Covid y por el abandono de la propia Federación.
Es obvio que el arrogante presidente no midió las consecuencias del reto que lanzó a los gobernadores de la Alianza, porque no quiso ver que estos son de los mejores evaluados por sus gobernados y además nadie en su sano juicio en la consulta diría que si está bien que se lleven el dinero de nosotros y se lo den a los que sólo estiran la mano sin producir. El presidente puso en manos de los gobernadores ‘rebeldes’ un mecanismo que por un lado va a mermar su imagen ante los ciudadanos de estados como Tamaulipas, porque insisto nadie quiere que le quiten su dinero.
Pero por otro lado al encabezar una cruzada mediática en defensa de los recursos económicos que le pertenecen a su estado, los gobernadores verán volcada a la ciudadanía en apoyo a los mandatarios, eso hará gobernadores más populares y un presidente con cara de enemigo de las causas locales.
Ayer, la IP de Tamaulipas se pronunció a favor de que se haga la consulta para que los ciudadanos decidamos si nuestro dinero se queda aquí o se lo damos a AMLO que lo reparta entre los suyos. Insisto, para AMLO es una pelea que no tiene forma de ganar en los estados, porque como ha dicho el gobernador Cabeza de Vaca, no puede ser justo que siendo Tamaulipas el segundo estado en aportaciones a la Federación quieran tratarnos como limosneros.
Y ha señalado que la exigencia no es ni siquiera que el dinero que reclaman llegue a la tesorería de Tamaulipas, sino que se refleje en obras, en infraestructura, en seguridad y en servicios hospitalarios, en picas palabras: justicia presupuestal para Tamaulipas. ¿Hasta dónde va a llegar el conflicto?, nadie sabe, pero es un hecho que ahora las condiciones las podrían poner los gobernadores, mientras AMLO sigue adornando su imagen con más rasgos de la tiranía que aún mantiene escondida.
¿Se imaginan una movilización orquestada por 10 gobernadores hacia la CDMX la magnitud y la presión que ejercería contra la cerrazón de AMLO?, ¿se imaginan a los gobernadores de la alianza organizando bloqueos, paralizando la capital del país en reclamo de lo justo, tal y como lo hizo AMLO en el 2006?, creo que López Obrador no se lo ha imaginado.