CD. VICTORIA.- Apenas el sol empieza a tibiar el dia y ya el caos vial esta desatado, anudando la circulación de los coches en el primer cuadro de la ciudad.
Los vehículos avanzan a vuelta de rueda entre claxonazos, acelerones y una que otra mentada de madre.
Por el rumbo del mercado Argüelles las cosas no son distintas: en el 6 Morelos, a una vieja camioneta se le rompe una rótula y la rueda delantera del lado del copiloto se ‘arrana’ en el pavimento mientras la fila se hace mas densa.
A unos cien metros de ahí un silbato suena constantemente, entre la culebra de coches que muy despacio desfilan por la calle siete.
Una menuda figura va a paso lento levantando la mano para ayudar a los pocos suertudos que logran encontrar vació un cajón de estacionamiento alrededor del mercado.
Auxilia a quienes llegan y a quienes ya se van, cuidando siempre su integridad y la de sus asistidos.
Se llama Daniel Sánchez Serrano y tiene 47 años.
Es oriundo de Santa Engracia, donde pasó los primeros años de su infancia.
Daniel comenta que desde muy pequeño decidió ganarse el sustento con el sudor de su frente y alternó en varios trabajos aquí y allá, desde músico hasta paquetero y desde hace muchos años (ya perdió la cuenta de cuantos han sido) como auxiliar de la vialidad en este conflictivo punto de la zona centro.
Un dia de labores para Daniel empieza desde muy temprano. Sale de su domicilio allá por el rumbo de “GranD Toreo” con el fresco de la mañana y camina hasta la populosa zona del mercado.
Llegando a su área de trabajo se toma un ‘cafesazo para acabar de despertar’ y de paso echar la platicada con los cuates del mercado.
Esa si como los 365 días del año Daniel con su silbato y muchas ganas de servir al prójimo, se gana una a una las propinas que los automovilistas le entregan por agilizar el tráfico, ayudarlos a estacionarse o a ‘echarles aguas’ al salir del cajón
El hombre tiene una leve discapacidad en el habla, sin embargo puede comunicarse muy bien.
Hay días, como éste que el trafico se ha vuelto muy denso y complicado por las obras de sustitución de tubería de agua potable en el primer cuadro de la ciudad, y la batalla por un lugar para aparcar se haca cada vez mas intensa. Pero para eso está este incansable agilizador del movimiento vehicular.
A pesar de su corta estatura, Daniel tiene sus trucos para hacerse notar entre los autos.
“Me pongo bien trucha para que me vean, en tantos años trabajando nunca me han atropellado gracias a Diosito” dice el auxiliar vial.
Aunque no ha sido certificado de manera oficial, los elementos de tránsito y operadores de grúas que frecuentan este crucero ya lo conocen y han admitido en mas de una ocasión que el hombre les ha facilitado su chamba.
La tarde empieza a caer y aunque el sol se oculta mas temprano la afluencia de carros no cesa en la calle siete.
“A veces me voy temprano, como cuando estaba la cuarentena a las 4 ya no había gente en las calles, pero si no, me voy hasta las siete y media” relata Daniel mientras se acomoda sus lentes oscuros y el cubrebocas, pues como advierte: no se quiere enfermar.
La temporada decembrina seguramente le traerá mucha chamba a este informal elemento vial, sin embargo ya sabe lo que le pedirá a Santa Claus “quisiera un chaleco de los que traen los tránsitos” confiesa el hombre con una sonrisa mientras se dispone a seguir con su chamba haciendo sonar su silbato fuertemente en esta concurrida calle.
Así como muchos otros personajes urbanos, Daniel Sánchez Serrano forma parte del paisaje de la capital, auxiliando a muchos a cambio de unas cuantas monedas.
El día acaba y ha empezado a refrescar. Daniel emprende el regreso a su casa a un kilómetro de distancia, hoy ha sido un buen día, mañana Dios dirá. Demasiada pata de perro por esta semana.
POR: Jorge Zamora