Ayer veía una nueva encuesta, de esas que de han estado haciendo de manera frecuente las empresas especializadas del ramo. Era sobre la popularidad de los gobernadores.
Hay que irnos acostumbrando a este tipo de ejercicios de análisis de los diversos aspectos de la vida social y política, sobre todo ahora que estamos inmersos en un proceso electoral que ha sido calificado de suma importancia tanto para el régimen actual como para la oposición.
La medición de la popularidad de funcionarios públicos es algo que sirve para que propios y extraños vayan viendo cómo los perciben los ciudadanos, en qué áreas deben mejorar o enfatizar sus acciones.
Claro, las más de las veces las encuestas que engloban los índices de popularidad se utilizan para tratar de incidir en la opinión pública, de manera que se vayan generando tendencias a favor de determinado personaje
Hay que tomar en cuenta que de aquí al día de las elecciones van a proliferar las evaluaciones, reales o truqueadas sobre la popularidad del Presidente, los gobernadores, senadores, diputados o presidentes municipales.
También, que no es lo mismo popularidad que índice de aprobación ciudadana al trabajo de los servidores públicos. No se debe confundir una cosa con la otra.
Y no debe hacerse porque quien quiera hacer parecer la popularidad con efectividad se estará engañando solo. Hay que saber leer el termómetro social.
¿Por qué no tendría que hacerse esta interpretación? Simplemente porque habrá gobernadores o Alcaldes que tengan mucha popularidad en algunas encuestas, pero su calificación no corresponde a la realidad de cada localidad que gobiernan.
Un caso ejemplar es el propio Presidente López, quien ha tenido un índice de popularidad alto, en descenso, pero todavía alto, pero en la calificación que los ciudadanos, los empresarios y representantes de diversos sectores sociales y productivos tienen una opinión diferente y no siempre favorable.
En el contexto actual, en el que Morena aparece con muy buenas perspectivas de obtener el triunfo en la mayoría de las 15 gubernaturas que se van a disputar en junio, muchos podrían pensar que la popularidad presidencial se va a traducir en votos para el partido oficial. Nada más alejado de la realidad.
Puede haber gente que en encuestas manifieste su apoyo al Presidente o de que tenga mucha popularidad en determinado estado, pero eso no va a ser garantía de que su partido tenga asegurada la victoria electoral.
San Luis Potosí, Veracruz y Tamaulipas son tres casos solamente. En el primero, Morena traía buena inercia, pero sus problemas internos y la indecisión para designar a su candidato a la gubernatura le han costado puntos. Hoy aparece en segundo lugar y con riesgo latente de perder algo que ya se consideraba seguro. Y eso que allá, la popularidad del Presidente López es alta.
Otro caso es Tamaulipas, en donde López Obrador también tiene su buena cantidad de simpatizantes, pero en donde el gobernador tiene igualmente mucha fortaleza.
En nuestro estado, ya se ha dicho, Morena tiene ventaja en la tendencia de preferencias para renovar las diputaciones federales, pero la popularidad presidencial no garantiza que les vaya a alcanzar para ganarlas todas. Tampoco, que la buena calificación que tiene el gobernador vaya a ser suficiente para que los candidatos panistas vayan a ganar.
Por eso es que, como les decía, popularidad no es igual a votos.
Los candidatos tendrán que trabajar intensamente y entender bien qué es lo que quiere la gente, cuáles son sus prioridades y en ese tenor, saber transmitir sus propuestas.
Más allá de si alguno es popular o no, el trabajo y la calificación va a determinar buena parte del resultado electoral.
PARA CERRAR
En el proceso para afianzar la unidad interna del PAN en Madero, los candidatos a diputados Rosa González Azcárraga y Elizabeth Humphrey de Gil se reunieron con Guty de la Huerta y parte de su equipo de trabajo.
Guty es un elemento que puede aportar mucho al proyecto azul para recuperar las posiciones perdidas y retener las que ya controla el PAN.
Se espera que de.la Huerta también se reúna pronto y también haga compromisos con los aspirantes a la Alcaldía, Jaime Turrubiates y a las diputaciones Carlos Fernández Altamirano y Joaquín Hernández Correa.
Finalmente, todos van en el mismo barco. Y si la nave se hunde, para nadie es bueno.
POR TOMAS BRIONES