“Nosotros no vemos ni oímos y por supuesto no hablamos de ningún detalle… y si es necesario pues nos hacemos pendejos”
Empleado de Motel
CD. VICTORIA, TAMAULIPAS.- Dos camionetas llegaron al estacionamiento de un centro comercial y se estacionaron una junto a la otra. Luego una mujer bajó de la primera y subió a la segunda y el vehículo arrancó.
La Equinox color gris enfiló hacia una orilla de la ciudad y se detuvo en el acceso a uno de los tantos moteles de la capital.
Era la tarde del 13 de febrero.
Es el inicio del maratón de las artes carnales que cada año reúne a aquellos que celebran con el cuerpo y a veces con el alma el dia de San Valentín más allá de las rosas, los chocolates y los osos de peluche.
El 14 de febrero es el dia de los enamorados, y desde hace décadas es tradición de las parejas festejar la fecha (a la buena o de contrabando) con un buen ‘acostón’.
Tal vez para las buenas y relucientes conciencias sea este un tema que les escandalice, pero a decir verdad es algo que existe.
La víspera y dia de los enamorados es el ‘agosto’ para los moteles y hoteles de paso pues es cuando la demanda de habitaciones se va a las nubes y a decir de los empleados de estos servicios, es también cuando suceden situaciones peculiares.
“Uy no mi amigo, en este negocio todos somos ciegos, sordos, mudos y pendejos” cuenta un trabajador de un motel al Caminante que solicitó quedar en el anonimato.
“Aquí la mayor cualidad que debe uno tener es ser 100% discreto. Quienes vienen a rentar una suite son solo clientes, ni conocidos, ni vecinos, ni parientes, ni amigos ni enemigos. Nosotros no vemos ni oímos y por supuesto no hablamos de ningún detalle… y si es necesario pues nos hacemos pendejos” dice el hombre muy seguro de sus palabras.
“En estas fechas desde el 12 en la noche empieza a crecer la demanda, el 13 es cuando se acelera todo y el 14 pues en años pasados hemos tenido lleno total, luego llegan personas y pues les decimos que no ya hay habitaciones disponibles, que si desean pueden esperar o se den una vuelta en lo que se desocupa una… pero nos responden que si hacen eso se les ‘enfría el asunto’ y mejor se quedan aquí haciendo fila”.
Sin embargo este año sucede algo diferente: debido a las recomendaciones sanitarias, se pide a los moteles que trabajen a la mitad de su capacidad. “Ahora que este año nos vamos a apretar joven” cuenta el trabajador de este motel
Otra de las circunstancias que van a tumbarle clientela a los moteles, es que estas fechas caen en fin de semana que son por tradición dias de ‘ambiente familiar’.
“Quienes andan de infieles tendrán que inventar una muy buena excusa para separarse del hogar y poder así echarse su ‘escapadita’… lo mas seguro es que terminen ‘festejando’ hasta el día quince” comenta el hombre.
Una de las políticas de ese motel, es que no se permite el acceso a personas a buscar a algún cliente.
“Luego nos llegan señoras y hombres también, bien enojados y nos exigen que los dejemos entrar a buscarlos porque les están ‘poniendo el cuerno’ o preguntan si ha entrado tal o cual vehículo de ciertas características… pero aquí pues es un negocio donde le debemos nuestra discreción a los clientes… y les decimos que si desean lo esperen en la salida pero el acceso se les niega… imagínese si fuera lo contrario, cada escándalo que se vería en este lugar”.
Al empleado de este motel se le preguntó si hay alguna restricción para las parejas del mismo sexo: si las hay.
“Mire pues con la pena pero solo aceptamos a aquellas que ya son clientes desde año y de preferencia parejas de mujeres, porque la verdad en cuestión de parejas de hombres somos muy selectivos, no les rentamos porque por razones obvias, dejan la habitación en muy mal estado, muy muy sucias. Nos vemos forzados a poner cualquier pretexto para no darles el servicio, a mi me da pena pues yo estoy a favor de la diversidad sexual, no tengo problemas con eso pero por cuestiones de higiene nos obligan a ser muy muy selectivos. Las parejas de mujeres al contrario, son muy limpias, con ellas no hay problema.
El Caminante se despide pues nuevos clientes llegan y lo que menos desean ver es a un reportero con la playera de su empresa. ¡Que inicie el maratón del amor!
POR: JORGE ZAMORA
EXPRESO – LA RAZÓN
