Poco antes de las 11:00 horas del sábado, un tráiler, color gris, llegó por la avenida Jalisco, a la colonia Unidad Nacional, en Ciudad Madero. Una construcción de dos plantas ubicada frente al acceso principal al estadio Tamaulipas, fue el destino del vehículo.
Cuatro personas comenzaron entonces a cargar enormes paquetes de papel, sujetados fuertemente y protegidos en ambos lados de los mismos, para que no se maltrataran. Los bajaron de la enorme caja de la unidad y los introdujeron, primero, a la cochera y de ahí, a un sitio donde estuvieran protegidos.
Eran miles de ejemplares de “Regeneración”, el periódico que edita Morena y que decenas de personas que trabajan para el partido oficial están repartiendo gratuitamente desde hace días en la zona.
El lugar en el que fueron dejados los paquetes con los miles de ejemplares
de “Regeneración” no es una bodega cualquiera. Se trata de la oficina de gestión de la senadora Guadalupe Covarrubias.
Nadie me lo dijo, personalmente lo vi durante varios minutos que permanecí cerca. Transitaba por la avenida Jalisco cuando me llamó la atención la maniobra de descarga, inusual a esa horas del día y en esa zona residencial. Más en una calle con tanto movimiento vehicular.
El periódico del partido que la postuló 2018 al Senado, fue bajado del tráiler
en el lugar que la Senadora utiliza como una oficina para atender a la población en general. El despacho se convirtió en bodega de material propagandístico de su partido.
No sé, como muchos, si el alquiler del lugar es pagado con dinero del Senado
o proviene del propio pecunio de la profesora Covarrubias, pero sería muy recomendable que ella lo diera a conocer, en aras de honrar la transparencia que siempre le ha caracterizado.
La maestra Lupita, como la conocen los simpatizantes de Morena, es una persona muy atenta y respetuosa. Las pocas veces que me ha tocado platicar con ella, siempre ha sido amable, directa, honesta. Me queda claro que es una mujer comprometida con las causas en las que ella cree y en las que milita desde hace años.
Por lo mismo, me resulta extraño que haya facilitado su oficina para que Morena hiciera actividades relacionadas con un indudable proselitismo, que abiertamente se lleva a cabo antes de iniciar formalmente las campañas.
Quizá ella es víctima de un engaño, quizá la sorprendieron y ella no sabe -no sabía-, que en la oficina de atención a ciudadanos se iba a convertir en una bodega de material de adoctrinamiento ideológico y de promoción partidista. Es lo que pudo haber pasado, porque me cuesta trabajo pensar que ella se prestaría a eso.
Quien me acompañaba y también observó el movimiento me preguntó si bajar propaganda partidista en la oficina de un servidor público era ilegal. Si el material con que se adoctrina y promueve al partido oficial es resguardado en la sede de un servidor pagado con dinero público, era algo que violara la ley electoral.
Mi respuesta fue: No lo sé a ciencia cierta, pero de lo que sí tengo la certeza es de que moralmente es inaceptable, especialmente a la luz del criterio con el que se maneja el presidente López Obrador y que en el caso de la senadora Covarrubias, coincide con él. Es decir, quizá no hay ilegalidad alguna, pero no puedo decir lo mismo desde el punto de vista moral. Cada quien.
LAS CANDIDATURAS EN ALTAMIRA
En donde no están definidas las cosas es en Altamira, pues de los aspirantes registrados para buscar las nominaciones a la alcaldía y diputaciones no se tiene una certeza sobre quiénes vayan a ser los favorecidos. Armando Martínez Manríquez, Pedro Zaleta Alonso, Luis Abraham Cruz y el exalcalde priísta Pedro Carrillo Estrada son los registrados.
Las encuestas que teóricamente está haciendo Morena van a definir los nombres de los candidatos, pero como en todo proceso interno, no se descarta que haya inconformidades con los resultados.
Lo mejor que puede hacer en ese caso el delegado Ernesto Palacios es lograr consensos para que los aspirantes acepten la decisión que se tome. Esto ayudará a evitar fracturas que pongan en riesgo las posibilidades del partido, de obtener buenos números en las elecciones de junio.
POR TOMÁS BRIONES