CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- San Fernando, Tamaulipas, ciudad cercana a la frontera norte del Estado, a 140 kilómetros de Matamoros y a 180 de Ciudad Victoria; en su momento, fue noticia internacional por eventos de violencia durante muchos años entre el 2010 y el 2016, años en los que la situación fue demasiado crítica en la zona.
Fueron momentos muy complicados para todos sus habitantes, pero a pesar de eso, el deporte siempre fue un refugio, al cual acudían decenas de personas para olvidarse un poco de los muchos aspectos negativos que tenían en su entorno.
El fútbol dominaba en la zona, cuando no había situaciones de riesgo, había partidos, goles, euforia y felicidad. Muchos de los niños que jugaban, vivían con algo de miedo, pero el amor por el deporte, era más, se arriesgaban y no dejaban pasar la oportunidad de patear una pelota.
Uno de esos niños, era Christian Alvarado, actual jugador del Club América en la categoría Sub-20, quien vivió todos esos momentos complicados en su ciudad, pero al igual que muchos de sus amigos y conocidos, no se rindió, no abandonó su tierra y sobre todo, a pesar de las circunstancia que se vivían, jamás dejó de jugar al fútbol.
Durante esos años, no existían equipos de fútbol para niños, la ciudad era casi desértica por lo que las opciones de Christian Alvarado, eran jugar en la calles con sus pocos vecinos y amigos, y a pesar de ser muy chico, jugar con los adultos en una de las ligas de fútbol que tenían en la zona.
‘Chayanne’, como es conocido entre sus amigos de Tamaulipas, al cumplir 15 años no lo dudó y como todo un auténtico jugador de barrio, no tuvo miedo. Fue invitado a jugar en una Liga Libre de San Fernando, con compañeros y rivales 20 o 30 años más grandes de edad, en físico aún sin desarrollarse por completo, también era inferior, pero eso no importó para él, pues lo que más quería era disfrutar y jugar al fútbol.
“Llegó un momento que era un poblado fantasma, casi no había gente, sí afecta demasiado todo eso. no había donde entrenar, incluso no podías andar mucho en la calle y los partidos a veces se cancelaron en aquellos años, ahora sé que es diferente, pero sí era lamentable la situación”, dijo Alvarado.
Así creció Alvarado, con una infancia y juventud llena de miedo, incertidumbre, con momentos complicados, pero siempre su fortaleza: su familia y el fútbol, fueron un soporte y ayuda para que viviera también momentos amenos, como los que viviría más adelante sin buscarlo ni imaginarlo.
Durante varias meses disputó partidos en la liga, poco a poco tomó experiencia del llano, hasta que una de las puertas se le abrieron, pues el equipo en el que militó, decidió participar en una liga de Ciudad Victoria, el encargado del equipo conocía a un entrenador de la capital, Jesús Heredia, quien tenía un equipo juvenil y además era visor de Tigres.
“Fue todo muy curioso, íbamos todos los fines de semana a Victoria, un día yo no viajé y el profesor Jesus Heredia preguntó al encargado del equipo de San Fernando que si tenía chavos, y me recomendó, fui a Victoria y me hizo la invitación para formar parte de su equipo en un Estatal, entrené con ellos y me quedé”, dijo.
A los 15 años, después de más 10 de jugar en la calle y en el llano, Christian conoció por primera vez cómo es hacer un entrenamiento de fútbol, “yo nunca había entrenado en mi vida. Jamás había visto o sentido lo que era un entrenamiento, jugaba en la calle, en el barrio, batallé mucho para adaptarme, yo no estaba acostumbrado, pero tenía muchas ganas de lograr mejorar”, recordó Alvarado en entrevista con Oé! hace varios meses.
Fuerza Elite se llamaba el equipo, con ellos disputó torneos locales en Ciudad Victoria, ciudad que se volvió su segunda casa, además de estatales y hasta certámenes nacionales a la edad de 15, 16 y 17 años.
El brinco al fútbol de fuerzas básicas
Para él, el fútbol siempre fue un pasatiempo, una manera de olvidar problemas, una diversión, pero empezó a vivir cosas que lo hicieron cambiar su mentalidad, a pesar de no llevar un proceso de desarrollo en escuelas infantiles y demás, tenía muchas cosas interesantes por lo que fue llamado por los Tigres.
“Jugamos un amistoso contra Tigres Fuerzas Básicas, gracias a Dios me vieron, me dijeron que tenían interés en mí. Después de varios días, me llamaron y dijeron que querían ciertas papelerías, me dieron una fecha para que me reportara y así firmé el contrato”, contó.
Sueños cumplidos
Así comenzó su camino rumbo al sueño de muchos; de pequeño ni se lo imaginó, mucho menos de joven cuando comenzó a jugar en el llano de San Fernando, pero el fútbol ya tenía preparado su camino.
La alegría no se pudo ocultar, y confesó es uno de los mejores momentos de su vida: “Me sentí muy feliz, contento, emocionado, tal vez es algo que jamás puedes imaginar qué puede suceder y si estás empeñado en que la realidad suceda, se dan las cosas”.
Todo esto fue en el 2018, Christian se incorporó de inmediato al cuadro Sub-17 y en su primer torneo disputó 14 duelos de liga y siete de liguilla, eso llamó la atención de Selecciones Nacionales y fue llamado al Tri Sub-18.
“A mi me informó la gente del club Tigres que había sido convocado, la verdad fue la alegría más grande que he sentido. Lo primero que hice fue llamarle a mis papás, porque estaba muy emocionado. Mi papá dijo que estaba orgulloso muy feliz, mi mamá igual y recordó mucho algo”, señaló.
“Yo le platicaba mucho a mi mamá cuando ya estaba en Tigres, que un día quería ser parte de la Selección y se acordó de eso, ‘tú un día me dijiste que querías estar con ellos, mira mijo gracias a Dios se está dando, no desaproveches la oportunidad, da lo mejor’, son palabras que siempre recordaré”, añadió.
Desde entonces se ha mantenido en la búsqueda de su próximo objetivo: llegar a primera división. En el Clausura 2019, disputó 10 encuentros en la Sub-17 felina, después en la Sub-20, no recibió la oportunidad de ganarse un puesto y sólo vio acción tres duelos.
Ahora en el América
Parecía que el sueño terminaba, pero América, uno de los mejores equipos el continente, le abrió las puertas de Coapa y se incorporó en el actual torneo Sub-20 a las Águilas. En dicho certamen, el tamaulipeco ha demostrado su calidad, su trabajo y todo el esfuerzo, pues se ha ganado el ser titular frecuentemente con cinco duelos de los ocho disputados, además de llevar un gol.
Así Christian ‘Chayanne’ Alvarado, ha vivido un auténtico camino por el fútbol, ese deporte que jamás ha abandonado y que gracias a ello, le ha dado grandes alegrías y la oportunidad de pasar de poder jugar en una cancha de tierra y piedras, de no haber entrenado jamás en su vida hasta los 15 años, a ahora, formar parte del que para muchos, es el mejor equipo de fútbol mexicano, el Club América.
El tamaulipeco sigue y seguirá mientras haya probabilidades, con el sueño intacto, así como de la nada le surgió la oportunidad de estar en la antesala del fútbol elite juvenil y la aprovechó, esperará su momento y si el destino y el balón ruedan a su favor, él estará listo para cualquier reto.
POR DANIEL VÁZQUEZ




