TAMAULIPAS.- Desdibujados y en crisis, los partidos políticos tienen en la elección del 2021 una prueba que podría definir su futuro inmediato: la supervivencia en un nuevo escenario, o la extinción de aquellos que no logren salvar su relación con una ciudadanía que los detesta.
¿Ya se fijó que la mayoría de los candidatos que iniciaron sus campañas el fin de semana salieron a las calles con camisas, en las que habría que usar una lupa para encontrar el logotipo del partido al que representan?
La insistente cantaleta de que ahora la gente vota por candidatos y no por los partidos, es cierta a medias. Por eso, más de uno prefiere evitar que lo liguen con tal o cual instituto político, como si se avergonzara ya no de sus orígenes, sino de quienes en esta ocasión, le cedieron su espacio en las boletas, que -aunque usted no lo crea- en algunos casos todavía tiene harto valor económico.
Es decir, aunque lo nieguen, hay partidos políticos que son una cruz para sus candidatos, con niveles de rechazo tan altos, que salvo un milagro, podrían volver a ganar una elección. Esa triste posición la ha sostenido el PRI de manera consistente desde hace al menos cinco años.
La cara misma de la derrota y el imborrable estigma de la corrupción, convirtieron a ese partido en un Titanic del que pocos han podido salvarse. Ni los que decidieron saltar cuando vieron las primeras fisuras, ni los más recientes náufragos en busca de chalecos salvavidas, han logrado encontrar tierra firme para sentirse seguros.
Hoy, a nivel nacional el PRI ensaya alianzas tan absurdas que parecen los últimos manotazos de un ahogado, y en Tamaulipas aluden con orgullo a un pasado que (¿se les habrá olvidado?) es el mismo que los llevó a la debacle.
Salvo dos o tres candidatos que podrían verse favorecidos con la coyuntura política actual, el tricolor apunta -y si bien le va- a un frío tercer lugar. Acción Nacional que en el país y en el estado se disputa el poder político con Morena, también tiene sus problemitas.
En el panorama nacional, la errática conducción de Marko Cortés, ha ahondado la división y el enfrentamiento entre sus principales liderazgos. La tirante relación de los Calderón con el panismo ha llegado en los últimos días a sus puntos más álgidos.
Su coalición con el PRI contribuyó a que sean muchos los panistas que se pregunten si la oposición al gobierno de Andrés Manuel López Obrador vale lo suficiente como para aliarse con sus eternos rivales.
Si derrotar a Morena es la prioridad absoluta, qué partido les va a quedar al día siguiente, se preguntan los más doctrinarios.
Podrá decirse, quizás con razón, que la del Movimiento de Regeneración Nacional es la única marca política que podría considerarse en ascenso. Pero las pugnas internas, el pleito entre los autonombrados fundadores y sus más recientes adeptos, presagia tiempos muy complejos para el partido del presidente de la República.
Con un panorama oscuro, que ni una victoria contundente el 6 de junio podría borrar: ni el innegable arrastre político del presidente ha conseguido que Morena eche raíces como un partido político serio, con instituciones y estructuras formales, que trasciendan a su fundador.
Todo lo anterior se resume en la respuesta a ésta pregunta: ¿Qué sería de Morena sin el presidente? Este escenario de partidos debilitados, incongruentes y enfrentados, tendrá algunas consecuencias inmediatas en la próxima elección.
Por ejemplo, un alto porcentaje de voto cruzado en muchos de los distritos electorales. Son muchos los morenistas que seguramente se preguntarán qué sentido tiene votar por los ex priístas que ocupan las principales candidaturas en el sur de Tamaulipas, como la de Olga Sosa para la alcaldía de Tampico, pero que no tendrían ningún problema en votar por ejemplo, por la sobrina del presidente, Úrsula Mojica Salazar.
O los panistas del Distrito XIV de Victoria que le sacarán la vuelta en la boleta a Mario Ramos, emanado de Movimiento Ciudadano, pero que sí votarán por Pilar Gómez para la alcaldía.
Acaso el ejemplo más extremo sea el de Reynosa, donde a estas alturas es un enigma saber cómo responderán los votantes de Morena al encontrarse con Carlos Peña Ortiz, “Makito”, tan orondo en la boleta por la alcaldía.
¿Cómo va a explicar el Partido Verde que para las diputaciones federales va en alianza con Morena y el PT, pero en las alcaldías y las diputaciones locales será su rival? Es decir, en Victoria por ejemplo, a Lalo Gattas le tocará pedir el voto por el candidato a diputado federal por el V Distrito, Gerardo Illoldi, pero Illoldi pedirá el voto por la alcaldía para la candidata del Verde, Gabriela Milla.
Así de incongruentes las decisiones de los partidos, y así de aparatosa se vislumbra su caída.
LA HERMANA DE GEÑO Y EL VERDE
La alianza del PVEM, Morena y el PT en Tamaulipas apunta a convertirse en un verdadero dolor de cabeza para los tres partidos. Mientras el dirigente verde, Ricardo Gaviño Cárdenas, insistía en que la candidata de la alianza por el Distrito 01 de Nuevo Laredo, es Ana Laura Huerta Valdovinos, en la lista oficial publicada por el Instituto Nacional Electoral, aparece como propietaria de la candidatura, Rosa de Lourdes Hernández Flores, hermana del ex gobernador Eugenio Hernández Flores, cuya suerte está por dictarse en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Este desbarajuste se da a más de 72 horas de iniciada la campaña por las diputaciones federales. Y confirma que a los verdes tamaulipecos los tomó por sorpresa el acuerdo nacional de darle a ese partido otros dos distritos para que ellos eligieran al candidato de la que, al menos en el papel, debería ser una poderosa alianza.
De otra manera, no se entiende la designación de Gerardo Illoldi en el Distrito V, que desde lejos da la impresión de ser una candidatura que deja el camino libre para que la competencia se reduzca a dos: Oscar Almaraz y Enrique Cárdenas del Avellano.
MORENA VS MORENA
El pleito interno de Morena llegó a tal punto, que ayer un diputado local de ese partido propuso una reforma a la Ley Electoral para evitar más madruguetes como el ocurrido en Reynosa, donde sin convocatoria de por medio ni proceso de selección alguno, “Makito” fue ungido como candidato a la alcaldía.
Y como ese caso, hubo muchos que se quedaron en intento, y otros tantos que sí prosperaron. Desde la Tribuna, Ulises Martínez Trejo le mandó varios cariñitos al dirigente nacional de su partido, Mario Delgado.
“Son unos parásitos que vinieron a burlarse del pueblo de Tamaulipas. No debemos permitir que esos parásitos sigan existiendo en la política”, le dijo a él y a sus allegados. Insistió, como han insistido muchos de sus compañeros de partido, que todo el proceso estuvo amañado, y pidió a los tamaulipecos que den la espalda “a los políticos parásitos que se encuentran hoy en Morena”.
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021