TAMAULIPAS.- ¿Cuánto vale un voto? Algunos políticos piensan que una despensa, que unos 500 pesos, una torta, un refresco o hasta un saludo, con apretón de manos y una foto.
Pero ¿Cuánto vale la salud? Esta no tiene precio. L euforia con la que empezaron las campañas electorales locales, y ya aparejadas con las federales, ha provocado que se incremente la movilidad humana y aún estamos en pandemia, peor aún, en un momento crítico de explosión de más casos, luego del periodo vacacional de semana santa.
Ante esto la autoridad sanitaria nos insiste en el “quédate en casa”, pero las candidatas y candidatos todo terreno llegan hasta las casas para sacar a los votantes.
Sí ya antes, con la llegada de las primeras dosis de vacunas y la apertura tiendas, restaurantes, bares, gimnasios y centros de eventos sociales, se estimuló la salida de la gente de sus hogares, ahora a invitación política se deciden a jugársela con tal o cual candidato y ponen en más riesgo su salud.
Los amotinamientos en los actos públicos iniciales dan cuenta de que no hay protocolo sanitario que valga, cuando se trata de hacer ruido propagandístico. Sin cubre bocas, menos sana distancia, ni monitoreo de temperatura, ni geles anti bacteriales, las bases se mueven de aquí para allá a sugerencia de los políticos, lo mismo atiborran plazas públicas, que calles y cruceros para mover pancartas y banderitas partidistas.
Los ciudadanos deseosos de un cambio, de mejoras para su comunidad o a la espera de recibir apoyos están atendiendo la convocatoria partidista, sin embargo, debe prevalecer la prudencia y la responsabilidad social, ya sabemos que son los mismos candidatos que cada elección salen a sudar camiseta y gastar suela, que regresan a llamar “amigos” a sus representados, que de nuevo piden confianza y voto, a cambio de un futuro promisorio.
Pero por favor, señoras y señores respeten la salud pública. Todos los que andan en campaña, como organizadores y llevando gente a los eventos también están en riesgo, la mayoría son jóvenes que no han sido inmunizados y que quizás lo sean hasta el final de la jornada de vacunación, mientras tanto son agentes activos de contagio por la intensa movilidad que se traen.
Candidatos: ¿Porque no apuestan al cambio? Todos hemos aprendido cosas nuevas en esta pandemia, mejoramos nuestra habilidades de comunicación a través de las herramientas tecnológicas, aprendimos a optimizar el tiempo de trabajo y el de familia, a compaginar labores de casa y profesionales, a estar atentos a la educación de los hijos y a la salud de los ancianos, todos de una u otra forma hemos sido afectados por la pandemia, nos vimos en la necesidad de cambiar nuestros hábitos sociales y ahí la llevamos, poco a poco, nos vamos acostumbrando a la nueva realidad.
Entonces, ¿Que les cuesta a los candidatos apostar por estrategias de comunicación innovadoras? Por más Zoom, Teams, Facebook, Instagram o Twitter, más diálogos y mensajes en las redes sociales, ya no valen los baños de pueblo.
¿A que le tienen miedo? ¿Será que temen que les digan sus verdades? Pues, no importa, deben enfrentar el escrutinio ciudadano real, no pueden seguir en una burbuja de confort, rodeados solo de sus simpatizantes y haciendo proselitismo a la antigüita.
Todos son bien retro, vintage y “chavorucos”. Evolucionen, el mundo ya cambio y ya de paso, también cambien el discurso y sus comunicados oficiales, siguen enviando las mismas fotos, los mismos textos y las mismas promesas.
EN BOCA DE TODOS / GUADALUPE ESCOBEDO CONDE
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021
